Esta semana han sido noticia los
enfrentamientos de cargos del PSOE en Ayuntamientos y Diputación de la
provincia de Cádiz. Más de lo mismo. En San Roque, el concejal socialista Juan
José Puerta declaró la guerra a su Grupo en el Pleno municipal del miércoles al
votar en contra de los presupuestos del 2013 junto a los grupos de la oposición
(PP-USR). Una postura que provocó que fueran rechazados los presupuestos al
obtener solo 10 votos positivos de 21 asistentes. El cambio del voto del
concejal Puerta, según desveló el alcalde Ruiz Boix, se debió a que quería cobrar
más como concejal. En la Diputación fue al revés, de momento se acabó la guerra
y llegó la paz entre los diputados socialistas. En el Pleno de la diputación del
pasado miércoles, los sectores griñanistas y críticos firmaron un armisticio.
La apertura de expedientes disciplinarios, bajo amenaza de expulsión, terminó
por convencer a cinco de los seis diputados críticos. Claudicaron al rubricar un
documento en el que aceptaban a la alcaldesa de Sanlúcar como nueva portavoz,
sustituyendo a José María Román, que se mantiene en pie de guerra. Pues, no
firma la tregua porque dice que lo han echado. En esta debacle cae el diputado
algecireño, Diego Sánchez Rull, como portavoz adjunto, perdiendo su
remuneración mensual de 1.600 euros. Aquí señores, no nos equivoquemos, estamos
hablando de “pasta”, de dinero y no de ideas. José María Román deja de cobrar con
el cambio su asignación de 3.300 euros como portavoz, que pasan a la alcaldesa
de Sanlúcar y secretaria provincial, Irene García. Reflexionando sobre esta
triste información recordaba que el mes pasado se publicó la encuesta del CIS
en la que la clase política volvía a aparecer como el tercer problema que más
preocupa a los españoles. La clase política, dicen los encuestados, lejos de
constituir una solución para estos tiempos de incertidumbre y crisis, ha pasado
a ser parte principal de ella. En los datos del CIS, un 80% de los ciudadanos -sin
diferencias significativas entre los votantes de los distintos partidos- consideran
que, en conjunto, la clase política ni sabe estar a la altura de las circunstancias
actuales ni da la talla. La clave de este desafecto ciudadano está en el
alejamiento de estos del sentir de la sociedad. Una abrumadora mayoría de
ciudadanos (88%) creen que los partidos y los políticos tienden, cada vez más,
a pensar solo en sus intereses. En definitiva, a los múltiples efectos directos
de la crisis económica en nuestra sociedad hay que añadir algo alarmante, la
constatación ciudadana de carecer, cuando más falta hace, de liderazgos
políticos confiables, eficientes, que den cauce a lo que piensa, les preocupa y necesita la gente. Y así nos va…
Ángel Luis Jiménez Rodriguez