La
economía de Gibraltar tiene los pies de barro porque su riqueza depende en gran
medida de la legislación del Reino Unido o de las directivas de la Unión
Europea (UE).
La
economía del Peñón tiene tres puntales fundamentales la baja fiscalidad, el
juego “online” y las finanzas. Sin embargo, las tres resultan muy sensibles
porque dependen en gran medida de la legislación del Reino Unido y de las
directivas de la U.E. A pesar de ello, se ha pasado en este último ejercicio
del noveno al cuarto puesto de los territorios con mayor renta per cápita del
mundo (47.847 euros), impulsado por una economía que crece al 7,8% anual.
Pero
cuánto tiempo durará esta situación dorada. Las amenazas ya aparecen en el
horizonte de Gibraltar por los cambios legislativos en el Reino Unido y en la
U.E. Así que nadie piense que las amenazas a las que tendrá que enfrentarse
próximamente el Gobierno de Gibraltar vienen del Gobierno de España (las bravatas
diplomáticas de Rajoy o las tasas por pasar por la frontera), sino que vienen
directamente del Gobierno del Reino Unido que está tramitando un proyecto de
ley para modificar la legislación sobre la tributación del juego online, no
solo en la isla sino en todos los territorios bajo bandera británica, incluido
Gibraltar. Un cambio que supondrá un duro golpe para las finanzas del Peñón.
Desde
hace más de una década su principal industria está conformada precisamente por
las multinacionales del juego por Internet radicadas en Gibraltar al amparo de
su baja tributación. Pero esto ya se acaba porque la modificación de la
fiscalidad de esa actividad establecerá un impuesto del 15% sobre el ingreso
neto de las empresas en lugar del 1% que pagan ahora en el Peñón. Esta ley
entraría en vigor el año próximo. En Gibraltar temen que si pierden
las ventajas fiscales actuales habrá una fuga masiva de empresas de apuestas.
La medida traería consecuencias graves para el empleo (12% de la fuerza de
trabajo de la colonia) y para los ingresos del Gobierno (un 15%).
Otro
golpe para su economía sería dejar de ser un “paraíso fiscal cooperante”. La
OCDE excluyó a Gibraltar de su lista de paraísos fiscales tras
haber firmado 26 acuerdos de intercambio de información con la Unión Europea a
raíz de la reunión del G-20 que tuvo lugar en Londres el año 2009. Este
convenio de colaboración con la U.E. está firmado con 18 países, pero no con
España, que solo rubricó un protocolo de colaboración con el Reino Unido sin
efectos prácticos hasta ahora. Ayer publicaba el País que el Ministerio de
Hacienda ha pedido por primera vez a Gibraltar datos fiscales de una treintena
de contribuyentes amparándose en una directiva de la Unión Europea relativa a
la cooperación administrativa en el ámbito de la fiscalidad. Si Gibraltar
negará esa información se la podría calificar como un paraíso fiscal no
cooperante y tendría que ser incluido en la “lista negra” de la OCDE con
consecuencias muy negativas para su sector financiero (el 20% de su riqueza,
con 16 filiales de bancos internacionales y 55 aseguradoras).
Las
consecuencias negativas derivadas de la no cooperación de Gibraltar con las
autoridades españolas sobre información de contribuyentes serían varias. Una
sería interna y ya está previstas en la Ley del Impuesto de Sociedades, donde
se precisa que si se hacen negocios con este tipo de territorios no cooperantes
se puede modificar la lista española de paraísos fiscales mediante una simple
resolución de la Agencia Tributaria, ya que así lo contempla la Ley antifraude
aprobada por el Gobierno de Rajoy en el último trimestre de 2012. Otra, más
grave, sería la evaluación que pueda hacer el Comité de Fiscalidad
de la OCDE sobre el cumplimiento de los acuerdos firmados con los paraísos
fiscales, pues si observan que no los cumplen podría tener consecuencias
financieras muy negativas para el Peñón, sobre todo en cuanto a la radicación y
el movimiento de capitales, porque una de las aspiraciones de Gibraltar es que
parte de los grandes fondos de pensiones sigan eligiendo su enclave para
radicarse por su favorable fiscalidad. Y esa aspiración se podría
estar acabando.
Para
otro día dejo el controvertido tema, e incierto futuro, del bunkering
(repostaje de gasóleos en buques) que supone el trasiego de cinco millones de
toneladas de combustible al año en el Peñón. Sobre
este tema ha hablado en el Congreso el ministro Arias Cañete, vinculado a esta actividad con empresas
familiares dedicadas a la venta y almacenaje de combustible para buques en el
Estrecho. Actividad que ponen en alto riesgo de vertidos y derrames la Bahía de
Algeciras al hacerse estos suministros o repostaje desde barcos cisternas
fondeados todo el tiempo en el mar por falta de terrenos en Gibraltar. Así que
esperaremos conocer las explicaciones del ministro para seguir hablando. Creo
que por hoy ya está bien.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez