miércoles, 10 de abril de 2019

OTRO PROBLEMA SOCIAL EN ALGECIRAS

Tras muchas falsas promesas y años esperando una rehabilitación, la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación anunció la semana pasada el cierre del Centro de Protección de Menores Nuestra Señora del Cobre. Un centro público abierto hace más de 40 años que atiende a menores migrantes no acompañados en Algeciras. De hecho, los menores ya han sido trasladados y su personal lo hará en próximas fechas.
Un informe elaborado por la Administración de la Junta ha constatado importantes deficiencias estructurales, un deficiente estado de conservación y problemas con la instalación eléctrica y de saneamiento. Nada nuevo, si tenemos en cuenta que el personal del Centro de Menores Nuestra Señora del Cobre lleva años denunciando el pésimo estado en que se encontraban las instalaciones.
El anterior delegado anunció el cierre para realizar mejoras, comprometiéndose a que tanto los menores como el personal del centro serían trasladados en bloque a otras dependencias de la localidad, en régimen de alquiler, mientras se realizaban obras en el Hogar del Cobre, porque estamos en una zona caliente en la recepción de inmigrantes y de menores extranjeros no acompañados (Mena).
Pero todo lo anterior ha resultado falso, pues tras siete años de espera no ha habido rehabilitación o mejora, ni se la espera. Es más, un ala del edificio fue derribada para su reforma, pero esta nunca llegó a ejecutarse, por lo que quedó derruida y separada del resto de las instalaciones por una valla metálica. Pese a ello los profesionales del Centro han seguido realizando su buena labor de siempre, y han sido referentes en toda Andalucía.
No podemos olvidar que el 26 de octubre el Gobierno anunció la dotación de 40 millones de euros en concepto de fondos vinculados a la atención y acogida solidarias de menores no acompañados (Mena) para el “reparto” de los menores entre las distintas CCAA. Así que habrá dinero para privatizar este servicio, pero será más caro y peor. Por eso, este cierre es intencionado, aunque nos aseguren que es provisional, pues lo que pretenden es dejar en manos privadas la atención a los menores que llegan en patera a nuestras costas.
No creo que sea necesario recordar que en 2018 precisaron algún tipo de atención del sistema de protección hasta 9.153 menores (Mena), más del doble que en 2017 (4.172). Y hasta mediados de marzo de 2019, se han producido 961 nuevos ingresos. Además, las previsiones sugieren un repunte en las llegadas de este año. No olvidemos que estamos ante una obligación del Estado español que tiene suscrito diversos tratados internacionales en materia de protección de la infancia.
Así que la Junta de Andalucía debería reforzar los recursos públicos que existen, en vez de hacer desaparecer los escasos centros públicos, sin ofrecer alternativas tangibles en una de las principales zonas de entrada de infancia migrante y en una época del año en la que se intensifican las llegadas.
Queremos un compromiso de la Junta sobre la rehabilitación y mejora de las deficiencias del Centro de Menores Nuestra Señora del Cobre, como tenían programado desde hace años, para volverlo a abrir. Mientras tanto, lo lógico hubiera sido albergar a los menores atendidos y al personal en otro lugar adecuado de nuestra ciudad. Porque esta situación supone una clara desprotección de la infancia que afecta a los derechos de los niños y niñas que llegan a nuestro país y a la comunidad autónoma andaluza.

viernes, 29 de marzo de 2019

La Justicia, otra asignatura pendiente en el Campo de Gibraltar.

Esta semana nos visitó la secretaria general de Justicia de la Junta de Andalucía, María José Torres Cuellar, para tratar de “ubicar” o “alojar” los cinco nuevos órganos judiciales aprobados en Consejo de Ministros para el Campo de Gibraltar e informar del aumento de la seguridad en Algeciras y La Línea mediante contrato con empresas privadas.
La representante de la Junta explicó que el Juzgado de Instrucción nº 5 y el Penal nº 5 de Algeciras se ubicaran en los mismos edificios en los que están en la actualidad el resto de órganos de su jurisdicción, es decir, en las sedes de la plaza de la Constitución y del palacio de Marzales, respectivamente, pero desalojando y adecuando zonas de archivos.
El juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 5 de La Línea se ubicará en un local de alquiler adyacente a la sede que alberga los otros cuatro órganos, que no están en el mejor sitio. También será necesario, por supuesto, llevar a cabo obras de adecuación.
En San Roque el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 3 también ira en un local alquilado, junto a la sede actual, pero debido a que el inmueble presenta problemas de filtraciones, humedades y goteras, al igual que los juzgados, se ha requerido a la propiedad que subsane dichas incidencias. Sin hablar de la falta de aparcamientos en las zonas próximas.
Después de esta chapuza general, ahora solo queda esperar que el Ministerio publique en el Boletín Oficial del Estado (BOE) la fecha en la que deben comenzar a funcionar dichos juzgados y la quinta plaza de magistrado en la Audiencia más el refuerzo de la Fiscalía, que se traduce en un fiscal más. Así que aún nada. Pero, lo más importante, seguimos sin saber cómo se van a dotar del personal adecuado estos órganos judiciales, porque las ratios en la comarca de los funcionarios por juzgado o Fiscalía están en mínimos.
El panorama de la Justicia en el Campo de Gibraltar ya conocido por el Consejo General del Poder Judicial, Gobierno y Junta, pasa por los escasos medios materiales y personales, sedes inadecuadas y una sobrecarga de trabajo demostrada, estadística tras estadística, que ha empeorado paradójicamente como consecuencia del éxito del plan especial de seguridad en el Campo de Gibraltar.
Las oficinas judiciales no pueden con la carga de trabajo, que se resume en un dato: desde agosto de 2018, cada día se detiene a una media de nueve personas por delitos relacionados con el narcotráfico. Jueces y fiscales coinciden en que el sistema está al borde del colapso.
Hace falta una segunda sección de la Audiencia Provincial. La primera se creó hace 20 años y sigue con los mismos medios. O un Juzgado de lo Mercantil, cuya carencia no tiene justificación en la mayor zona empresarial de la provincia. Y un Juzgado que asuma las cláusulas abusivas de los préstamos hipotecarios, que se llevan a Cádiz, obligando al desplazamiento continuo de los ciudadanos, y que tarda en señalar juicio más de dos años.

Otro problema de la zona es el de la alta litigiosidad en múltiples campos (narcotráfico, inmigración ilegal, abusos y agresiones sexuales o construcciones ilegales) que reclama la unificación de los partidos judiciales a medio plazo y una organización conjunta de todos los juzgados existentes que permitiese agrupar el trabajo comarcal en algunas materias en un mismo órgano. Esta unificación ya se estudió hace años, pero ahora ni está ni se le espera.
En Algeciras, una vez resuelto el segundo Juzgado de lo Social sería necesario un plan de choque para corregir la situación existente con más de 3.000 casos pendientes que desborda el vaso de la paciencia de todos los operadores jurídicos y actores.
La Justicia Social aborda cuestiones de gran importancia para los ciudadanos. Hablamos de temas muy sensibles como despidos, pensiones de viudedad, reclamaciones de cantidades o situaciones de invalidez que no pueden demorarse eternamente en los juzgados. Dos años de espera para un señalamiento judicial es una situación que nos tiene que llevar a una reflexión sobre la poca eficiencia del sistema y su impacto en la sociedad. Una justicia lenta no es justicia.
Aunque la Justicia del Campo de Gibraltar ande con carencias, deficiencias y olvidos, siempre espero que sea justa y alcance a los criminales y malvados. Así lo pienso y así lo espero.