jueves, 19 de mayo de 2022

Hasta siempre.

 La palabra es la forma que tiene el ser humano de expresar y dar sentido a sus pensamientos y sentimientos. Y cuando escribes, no sólo piensas en lo que vas a decir, también piensas en cómo hacerlo.

Parte enorme de la comunicación sin duda está en las palabras escritas. En los pensamientos pulidos a través de la redacción. Tu forma de darte a expresar, de narrar o inventar historias.

Desde el 26 de mayo del pasado año he compartido todos los martes mi punto de vista con los lectores de Europa Sur en sus páginas de opinión. He intentado exponer mis ideas sobre la actualidad que nos rodea en este tiempo de pandemia, pero hoy por razones personales y políticas me tengo que despedir con un “hasta siempre”.

Este tiempo he disfrutado contando mis percepciones, ideas y conocimientos sobre determinados temas de actualidad. Kierkegaard decía en su libro “Mi punto de vista”, que arriesgarse es perder momentáneamente el equilibrio, pero no arriesgarse es perderse uno mismo. Y como no he querido perderme he expuesto mi punto de vista sobre los temas que me preocupan y me comprometen.

Por supuesto, voy a echar de menos esos artículos, porque la letra es lo que somos, es la epidermis del espíritu, del ánimo y del impulso, y me ayudan a encontrar las respuestas a las muchas preguntas que se me acumulan. Una buena señal, porque hay que desconfiar de quien siempre tiene respuestas para todo o quiere tener siempre la razón.

En la vida cotidiana, los seres humanos realizamos juicios, comentarios y opiniones sobre la realidad social, cuyos fundamentos no van más allá del sentido común. Sin embargo, hay personas que quieren imponer sus opiniones y creencias. Querer tener razón es la enfermedad crónica de la humanidad, seguramente una de las causas que más han enfrentado a las personas, las naciones y las religiones.

Pero hay una cura, la escucha. Escuchar con interés a las personas, aunque lo que digan esté en contra de la propia opinión, es la prueba máxima de la empatía, el respeto y la aceptación, claves todas para vivir en paz. Escuchar a los demás les hace sentirse valorados, entendidos, importantes. Tal vez eso sea todo lo que se necesita de verdad para que algunos renuncien a imponer opiniones y creencias.

Ahora, estoy preocupada por superar estos momentos desalentadores que vivimos con la pandemia, hemos perdido amigos y familiares por el coronavirus. Por eso, hay que vivir como si fuera el último día, pero haciendo planes como si faltaran mil años para el final. Es una receta que funciona, aunque no siempre.


Última colaboración con Europa Sur el 16 de febrero de 2021

Algeciras no necesita ningún CIE.

 Durante el confinamiento, los CIEs del Estado Español han estado vacíos y cerrados. La desaparición de los internamientos por la pandemia no ha provocado el caos en la convivencia social. De esta situación deberían haber aprendido España y la Unión Europea. Pero, no, este pasado mes de enero volvió a abrir el CIE de Algeciras.

Los Centros de Internamiento de Extranjeros son un instrumento de la política migratoria común suscrita en el acuerdo de Schengen de 1985. Como consecuencia de este acuerdo se dicta la Ley Orgánica sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España. Su artículo 26.2 establece la “posibilidad de acordar judicialmente, con carácter preventivo o cautelar, el ingreso en centros que no tengan carácter penitenciario de extranjeros incursos en determinadas causas de expulsión mientras se sustancia el expediente”.

En Algeciras la antigua Prisión de la Piñera, que dejó de usarse en el año 2000, comenzó a funcionar como CIE en el año 2003. Sin embargo, el CIE de Algeciras no se crea legalmente hasta tres años después por Orden PRE 3483/2006.

A pesar que las leyes establecen que estos centros no tendrán carácter penitenciario, en el caso de Algeciras es indudable, dado que sus instalaciones son una prisión.

Todos los informes presentados sobre el CIE de Algeciras, entre ellos los del Defensor del Pueblo, la Fiscalía General del Estado y las ONGs, aluden de forma reiterada a la impronta carcelaria de este centro, incluso el Fiscal de Extranjería de Algeciras ha declarado que “las instalaciones son horripilantes”.

Debido a las malas condiciones del CIE de la Piñera, se ha previsto construir un nuevo CIE en Botafuegos junto a la prisión. Y la justificación más peregrina que he escuchado es que creará puestos de trabajo. Una gran falacia porque con políticas sociales adecuadas se crearían más puestos de trabajo y no se dilapidarían más de 20 millones de euros.

En los CIE se priva de libertad a personas que simplemente han cometido una infracción administrativa, y para los que este tipo de encarcelamiento resulta desproporcionado. Además, hay métodos más baratos y eficaces para controlar a estas personas migrantes.

Tratar de culpabilizar y perseguir a los inmigrantes es una mala política, más cuando la inmensa mayoría viene a buscar un futuro mejor para ellos y sus familias. Es necesario dejar de criminalizar a los migrantes y de encerrarlos en los CIEs. Estos centros solo causan sufrimiento y dolor. Y no olvidemos que ya existen alternativas al internamiento contempladas en la Ley de Extranjería.


Publicado en Europa Sur el 9 de febrero de 2021

La Fuerza del Andalucismo.

Este pasado sábado, 30 de enero, Andalucía Por Sí (AxSí), partido andaluz de carácter nacionalista, ha celebrado su tercer congreso nacional de forma telemática a consecuencia de la pandemia. El eslogan escogido para esta ocasión ha sido “La Fuerza del Andalucismo”.

Como decía José Aumente el andalucismo es toda aquella teoría ideológica y, por supuesto, aquella praxis, que promueve, por encima de todo, los intereses de Andalucía en cada coyuntura histórica.

Tras el andalucismo histórico -el de Blas Infante y las Juntas Liberalistas-, que sentó las bases teóricas del andalucismo, y el andalucismo posterior a la dictadura -el de José Aumente, José Acosta Sánchez, Carlos Cano, y otros tantos-, que promovió el ejercicio de una praxis política netamente andalucista, algunos señalan que estamos ante la “tercera ola” del Andalucismo.

Sin embargo, las olas vienen y van, y en esta etapa el andalucismo necesita reforzar sus raíces y hacerse más sólido. El objetivo debería ir encaminado a despertar a Andalucía. A que Andalucía reviva como pueblo dando cumplimiento a nuestro lema: “Andalucía por sí… para la Humanidad”. Así lo expresaba Blas Infante: “lo primero es el ser, luego está el poder”.

El andalucismo, la justicia social y la equidad son objetivos de Andalucía Por Sí. Esta formación política con cuatro años de historia, y exclusiva obediencia andaluza, es la séptima organización política de Andalucía en número de votos, y cuenta con 104 concejales, 21 grupos municipales, ocho alcaldías y un diputado provincial.

Se ha presentado a las últimas convocatorias electorales defendiendo un proyecto político propio para Andalucía y en este tercer congreso acaba de aprobar un nuevo marco estratégico “La Vía Andaluza”. Un proyecto político-social que nos posicione frente a la cuarta revolución tecnológica y la globalización, y cuyo objetivo es poner a los andaluces en el centro del sistema.

Andalucía necesita un revulsivo, un movimiento social que rompa con lo establecido. Necesitamos un poder político propio, un proyecto ilusionante, movilizador de las energías y los recursos de nuestra tierra, capaz de superar ese modelo económico subsidiado y dependiente, sustituyéndolo por otro firmemente comprometido con la defensa de los sectores populares andaluces, dinamizador de la economía, fomentador del emprendimiento, redistribuidor de la riqueza, defensor de los servicios públicos y generador de empleo y oportunidades desde el máximo respeto a nuestro rico patrimonio medioambiental.


Publicado en Europa Sur el 2 de febrero de 2021

Madrid, capital del reino.

 

Una semana después de la nevada, Madrid sigue impracticable. El 100% de los colegios de titularidad pública siguen cerrados. El 85% de las 9.000 toneladas de basura siguen sin recogerse. El 75% de las 9.300 calles siguen sin estar operativas. El 55% de las líneas de autobuses siguen sin dar servicio. Hay 650.000 árboles dañados de los 1,7 millones de árboles de la ciudad.  

Desde el 31 de diciembre, AEMET había emitido cuatro avisos, cada vez más acuciantes y graves, que prevenían sobre la nevada. Pero no sirvieron para las autoridades. Sin embargo, esa nevada cayó de la misma forma en otras ciudades y provincias del estado, que pronto recuperaron su normalidad.  

Madrid es zona catastrófica, pero no por los daños de Filomena, sino por unos gestores cuya única política es bajar los impuestos y demoler los servicios públicos. La nevada ha demostrado qué sucede cuando el modelo está hecho para no utilizar de forma cotidiana los servicios públicos: si todos lo necesitan el sistema colapsa.

Frente a tanta incompetencia y desorganización, Madrid siempre se ha creído el ombligo del mundo. Se creen centro y todo lo demás es periferia. Y así no se puede entender el estado español. Hasta hemos escuchado eso de “Madrid es España dentro de España. ¿Madrid qué es si no es España?” Una frase que encierra un halo de ninguneo y desprecio al resto de territorios.

Vivimos en un país radial cuyo centro es la capital. Es la consecuencia de siglos de centralismo. Para lo bueno y para lo malo todo pasa por Madrid: la estructura de la red de transportes, la ubicación de todo el aparato administrativo del Estado, la sede del poder político nacional y de la mayor parte de las principales empresas…

Además, ha habido una especie de conjunción político-empresarial que ha estado interesada en transmitir una visión unívoca, una realidad social, en que lo periférico queda marginado. Ha sido tan obvio al informarnos de la nevada.

En algunos momentos, la Comunidad de Madrid se ha podido permitir grandes bajadas de impuestos y dumping fiscal con el resto de comunidades gracias a que sabe que tiene detrás un Estado territorializado que puede rescatarla si en algún momento quiebra. Ese centralismo ha sido y es dañino para la vertebración territorial de España.

Visto lo visto, el modelo de mercantilización de la política y de las relaciones humanas de Madrid no es ejemplo para ningún otro territorio del Estado. Mientras sus políticos siguen culpando a los demás. Y seguirán así, pero es indudable que éxitos y fracasos son de su entera responsabilidad.


Publicado en Europa Sur el 19 de enero de 2021

El precio de la luz.

 

En el año 2021, el precio de la luz se ha disparado un 27%. Sobre los datos de los primeros días del año, la factura eléctrica del consumidor medio, con una potencia contratada de 4,4 kW y un consumo de 366 kilovatios hora mensuales, llegará a 80€.

El precio mayorista de la electricidad supone el 35% del recibo final, mientras que el 40% corresponde a los peajes (el transporte y la distribución) y el 25% restante al IVA y al Impuesto de Electricidad. El Gobierno ha congelado para 2021 los peajes y cargos eléctricos, así que las subidas o bajadas dependerán del precio al que se adquiera la energía en los mercados mayoristas.

El aumento del precio se ha debido a varios factores. Por un lado, está el incremento de la demanda por la ola de frío. Y por otra, la subida en los precios del dióxido de carbono (CO2) y la cotización del gas natural.

El incremento del precio de la luz coincide con el desplome de la generación a través de energías renovables más baratas. Ante la ausencia de sol y viento para abastecer este pico de consumo, el sistema eléctrico tiene que quemar sus reservas de gas y carbón.

El sistema energético ha recurrido a las centrales térmicas de gas, provocando el aumento del precio final como consecuencia del peculiar sistema de subasta marginal, que consiste en aplicar a toda la energía que llega a la red el precio de aquella cuya producción es más cara y entra en último lugar, el gas.

Además, y sumado al descenso de la demanda de electricidad experimentada en 2020, durante buena parte del año el coste del gas fue muy económico al tiempo que las renovables cubrían el 44% de toda la generación eléctrica en España.

El encarecimiento de los bonos de CO2, medida disuasoria europea de la producción contaminante, ha hecho que las eléctricas fueran cerrando las centrales de carbón, que dejaron de ser competitivas. Esa menor presencia del carbón también tira al alza del precio final de la electricidad.

El Ministerio de Consumo y el de Transición Ecológica han pedido que se investigue si las compañías eléctricas han vuelto a hacer trampas en perjuicio de los consumidores como ya ocurrió en el invierno 2016 a 2017, cuando alteraron los precios elevando artificialmente la actividad de varias centrales de gas.

No sé si la solución a la alarma suscitada por el incremento del precio de la luz es la creación de una empresa pública de electricidad, pero al menos se debe garantizar el suministro eléctrico como derecho básico para todas las personas y poner freno a la especulación para no arrojar a miles de familias a la pobreza energética.


Publicado en Europa Sur el 12 de enero de 2021

La era digital.

 

Durante las semanas de confinamiento, las herramientas tecnológicas nos han ayudado a mantenernos cerca y comunicarnos, a pesar de las barreras físicas y la distancia impuesta por el estado de alarma.

Pero, hasta este fin de semana, no he sido consciente del grado de dependencia de las nuevas tecnologías. He leído las noticias en los medios digitales, he disfrutado de series y películas en plataformas de streaming, he renovado mi certificado digital, he consultado las notificaciones de los juzgados, he interactuado con amigos y conocidos en redes sociales, e incluso he realizado varias videollamadas.

Internet ha conectado el mundo, volviéndose una parte indispensable de nuestra realidad. La comunicación digital se ha convertido en vital. Las personas han encontrado el modo de estar conectados en todo momento con el mundo y las empresas han abierto canales de comunicación y acceso a sus productos y servicios.

Estamos inmersos en la era digital, a pesar de que muchos hayamos nacido cuando todo era analógico. La era de la comunicación digital está más activa que nunca, y crece al mismo ritmo que la tecnología y las innovaciones.

El Premio Nobel de economía, Herbert Simon, uno de los padres de la inteligencia artificial, habla de tres revoluciones de la información. La primera coincide con el lenguaje escrito y su trascendencia fue enorme porque significa el principio de la historia, ya que desde que existen documentos escritos, hay historia.

La segunda revolución de la información acontece con la creación de la imprenta, que facilitó el acceso de todos al conocimiento. Y la tercera corresponde con las actuales tecnologías de la información, y que comienza a mediados del siglo pasado o, quizás, antes.

Las nuevas tecnologías de comunicación y conocimiento ofrecen un acceso ilimitado al saber, a la información y posibilitan interacciones ilimitadas inmediatas. Pero contribuyen también a un empobrecimiento cultural, eximen del esfuerzo para aprender, favorecen las fakenews y la paranoia colectiva. Las redes sociales encierran a los grupos o a las comunidades sobre sí mismas porque en ellas tiene lugar la comunicación básicamente entre los que piensan igual.

Pero quiero ser optimista, esta tecnología es la gran aventura de nuestro tiempo, una arriesgada, pero hermosa aventura, que tiene que servir en último extremo para erradicar la pobreza, conservar el medio ambiente o mejorarlo, erradicar el analfabetismo, curar las enfermedades degenerativas, y hacernos más libres. Cualquier aventura tecnológica debe tener ese principio y ese final.


Publicado en Europa Sur el 5 de enero de 2021

No desesperéis.

 

Edmund Burke, filósofo y político irlandés, decía “No desesperéis jamás; y si desesperáis, seguid trabajando”. Esta frase nos recuerda, ahora más que nunca, que el camino es largo y no necesariamente agradable. La recuperación de esta pandemia será larga y el trabajo de los científicos y el personal sanitario ha sido arduo, por eso siempre les estaremos agradecidos.  

Este 2020 se esperaba especial porque tendría 366 días al ser bisiesto, un suceso que ocurre cada cuatro años para acomodar la rotación de la Tierra alrededor del Sol. En la antigüedad los años bisiestos se vivían con recelo porque supuestamente traían catástrofes. Así que, aunque se nos anime a no desesperar, si en efecto desesperamos, habrá que “seguir trabajando”.

En mi caso ha sido cierto, profesionalmente este año 2020 he trabajado más que nunca. He permanecido activa porque los problemas no cesaban. Aunque también, durante el confinamiento, he visto películas y series inolvidables, he retomado mi pasión por la cocina, he releído novelas olvidadas y he disfrutado de la tranquilidad y el silencio más que nunca.

Por supuesto, he tenido alegrías y penas. Han sido muchos los fallecidos y más los que han sufrido necesidad y olvido, pero, como siempre, funcionó la solidaridad de los que menos tienen. Y, por absurdo que suene, sé que cuando acabe todo esto, recordaré con cariño gestos, acciones y palabras de este periodo que me han llenado de orgullo como ser humano.

Respiraré aliviada cuando dentro de dos días llegue a su fin el año 2020. Quisiera olvidar tantos comportamientos atolondrados, egoístas y temerarios sucedidos en estos meses, aunque tristemente compruebo en estas Navidades que somos incapaces de renunciar a nada. No sé qué más necesitamos para entender el riesgo que corremos.

Despidamos un año raro y triste. El 31 de diciembre del 2020 será el fin de la década. Pero vendrá una nueva década sin vieja normalidad, porque independientemente de que las vacunas sean efectivas, su aplicación no significa volver a tener la vida de antes.

2021 será el año de la Esperanza.  Viviremos la recuperación de la crisis sanitaria y económica, con una globalización espero de rostro más humano. Ahora las decisiones que tomemos sobre la igualdad y la economía, el medio ambiente, los valores democráticos y el valor de la cooperación global frente a los nacionalismos marcarán las próximas décadas. Mientras tanto, brindemos en la distancia, hasta que podamos dar nuevamente calurosos abrazos y besos.


Publicado en Europa Sur el 29 de diciembre de 2020

La muerte digna.

 

El Congreso de Diputados aprobó este jueves pasado el proyecto de ley que garantiza el derecho a la eutanasia. El texto obtuvo 198 votos a favor, 138 en contra y dos abstenciones. El Senado deberá ratificarla en los primeros meses de 2021.

Ya la sociedad se había adelantado a la política, respaldando mayoritariamente la legalización de la eutanasia. Según una encuesta de Metroscopia de 2019, contaba con el apoyo del 87% de la ciudadanía. Otra encuesta de IPSOS de 2018 situaba el apoyo en una cifra similar, el 85%.

España se convertirá en el sexto país del mundo que reconoce el derecho a una muerte digna (significado etimológico de eutanasia), después de Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Nueva Zelanda.

La norma estipula que una persona con una enfermedad grave puede recibir ayuda para morir cuando se esté en una situación irreversible de sufrimiento intolerable.

La ley prevé que será una prestación pública que podrá realizarse en centros sanitarios públicos, privados o concertados, y en el propio domicilio. En cualquier momento la persona que lo solicita puede revocar su petición. El solicitante debe tener nacionalidad española, residencia legal o contar con un certificado de empadronamiento que acredite al menos 12 meses de permanencia en España.

La solicitud del procedimiento debe ser hecha por escrito y repetida quince días más tarde para evidenciar que no existe ninguna presión externa. Dos médicos deben dar su aprobación sucesivamente, y luego será examinada por una comisión. En cualquier caso, los profesionales sanitarios afectados pueden ejercer su derecho a la objeción de conciencia.

El texto acentúa las garantías sanitarias y jurídicas, hasta el punto de que el solicitante debe ser mayor de edad y capaz y consciente en el momento de la solicitud. El médico responsable debe informar al paciente sobre su diagnóstico, posibilidades terapéuticas y resultados esperables, así como sobre posibles cuidados paliativos, asegurándose de que comprende la información que se le facilita, a lo que se une la opinión de otro facultativo formado en el ámbito de las patologías que padece el paciente y la evaluación de dos expertos (uno de ellos jurista) designados por la comisión de evaluación autonómica.

La muerte es parte del proceso de la vida, el derecho a la vida digna abarca necesariamente el derecho a la muerte digna. La eutanasia debe ser una elección porque morir dignamente significa morir racionalmente y en pleno uso de la libertad personal, eligiendo las condiciones y con el respeto de los demás.


Publicado en Europa Sur el 22 de diciembre de 2020

#SinCienciaNoHayFuturo

 

El artículo 44 de la Constitución española insta a los poderes públicos a promover la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general. Sin embargo, la investigación lleva años reclamando una mayor atención en España.

Desde el 17 de junio de 2020, todos los miércoles a las 12:00 horas, los investigadores españoles han tomado las redes sociales bajo el hashtag #SinCienciaNoHayFuturo. La pandemia nos ha mostrado las carencias que sufre el sector, y somos muchas personas las que nos hemos sumado a las protestas telemáticas a la espera de una respuesta institucional que apuntale la I+D.

Exigen el incremento de los presupuestos públicos destinados a investigación, que en España representan el 1,2 % del Producto Interior Bruto (PIB), muy por debajo de la media europea del 2%, y equivalente en niveles de gasto en ciencia al año 2010. Y  reclaman la mejora y estabilización de la carrera profesional, sobre todo de los jóvenes investigadores, cuya situación es precaria.

"Sin ciencia no hay futuro" puede sonar a lema pasado de moda. Pero, sigue siendo uno de los argumentos más sólidos a favor del apoyo a la ciencia. La Ciencia no es un gasto, es una inversión. Una imperiosa necesidad que, en plena pandemia, se ha vuelto más evidente que nunca. Como la sanidad, la investigación pública sigue olvidada e infrafinanciada, y agoniza lentamente mientras atraviesa uno de los peores momentos de su historia.

Así que, con pandemia o sin ella, la ciencia necesita en nuestro país una inversión del 2% del PIB, pero mediante un pacto que no tenga que ver con la legislatura ni con la pandemia, sino como un avance hacia el futuro.

La ciencia no es perfecta. Aunque tiene una enorme capacidad de superación y una capacidad de autocrítica algo exagerada. Pero, hoy más que nunca, hay que defenderla como el sistema más eficiente para generar conocimiento, y probablemente el único que va a poder salvarnos de la debacle climática y ambiental a la que nos precipitamos a toda velocidad. Es el conocimiento contra el colapso de nuestra civilización. Más que nunca, ahora podemos afirmar que  “SIN CIENCIA NO HAY FUTURO”.

Si queremos que la ciencia sea una prioridad, como nuestros políticos no se cansan de decir; si queremos ser competitivos y estar a la altura de otros países europeos; si queremos un futuro; si queremos ayudar a nuestros investigadores, hay que ponérselo fácil. Y la solución está en menos burocracia y más ciencia, porque más que nunca es necesaria en nuestro país.


Publicado en Europa Sur el 15 de diciembre de 2020


72 años reivindicando Derechos.

 

Un 10 de diciembre de hace 72 años se aprobó la declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El objetivo de esta declaración fue la promoción y la protección de los derechos humanos con un único fin: conseguir libertad, justicia y paz para todos los seres humanos.

La Declaración de los Derechos Humanos es un programa. Cada párrafo es un llamamiento al esfuerzo, cada línea condena la resignación, cada frase repudia un fragmento de nuestro pasado, cada una de sus palabras nos obliga a examinar nuestra situación actual.

Los Estados tienen obligaciones y deberes conforme al derecho internacional de respetar, proteger y cumplir los derechos humanos, que son derechos universales, inalienables, indivisibles e interdependientes. Y están directamente relacionados con el acceso a un nivel de vida digno por parte de la población.

Nuestra Constitución del 78 asume la Declaración Universal de los Derechos como base propia, así se establece en el Título I, artículo 10, punto 2. Sin embargo, ni la Declaración ni la Constitución se cumplen.

Estos son algunos de los derechos que están escritos, firmados, ratificados… pero no se cumplen: La Ley Mordaza colisiona con la Libertad de expresión consagrada en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

En España brilla por su ausencia el derecho a vivir en un hogar digno (artículos 17 y 25) por la escasez de vivienda pública, los desahucios y la falta de alternativa habitacional. Asimismo, en miles y miles de hogares precarizados no se asegura el derecho al trabajo ni a una “remuneración equitativa y satisfactoria” que asegure “una existencia conforme a la dignidad humana” (artículo 23).

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, especialmente el artículo 2, debería servir como antídoto contra la desigualdad que sufren las mujeres. Pero no es así.

En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, dice el artículo 14, pero nuestro sistema de asilo y refugio no responde a la realidad. En 2019 hubo 118.264 solicitudes de protección internacional, solo el 5,2% se resolvió favorablemente.

Además, este año 2020 hemos constatado como derechos tan básicos como la sanidad y la educación pública han sufrido importantes retrocesos, de ahí que sea necesaria su defensa.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos nos hace soñar con un mundo mejor, y debemos negarnos a secundar lo que nos parezca injusto e insolidario, sin temer las consecuencias negativas que pueda granjearnos.


Publicado en Europa Sur el 8 de diciembre de 2020

Teruel Existe, ¿y el Campo de Gibraltar?

 

Es verdad, parece que el reparto de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 no abandona a Andalucía como ha sucedido otros años. Andalucía recibirá el 17,7% de la inversión territorial del Estado en 2021. Serán 2.146 millones de euros los que reciba la Comunidad Autónoma de un total de 12.125,51 millones, que la sitúa como la región con mayor inversión.

Pero, qué pasa con el Campo de Gibraltar, dónde están las inversiones. Y qué pasa con nuestro tren y la línea Algeciras-Antequera, declarada como estratégica por parte de la Unión Europea. ¿35,7 millones para un tramo que tendría que haberse terminado este mes? Irrisorio.

Los 1200 millones necesarios para la obra de Algeciras-Bobadilla siguen sin aparecer por ningún sitio, a pesar de que el diseño aprobado por Europa de la Red Transeuropea de Transportes convirtió a Algeciras y la zona del Campo de Gibraltar en el kilómetro cero de dos de los nueve corredores prioritarios que integran esta infraestructura de vertebración de la Unión Europea.

Hay otras partidas para el corredor mediterráneo, inversiones por importe de 264,3 millones, pero correspondientes a los Corredores Ten-T en las provincias de Sevilla, Córdoba y Almería.

Sorprendentemente, siguen pensando en el Corredor Mediterráneo como la conexión de Almería con Sevilla. Sin embargo, ni Sevilla, ni Almería, ni las ciudades intermedias tienen capacidad de captar tráfico internacional. Esta vertebración es más política que económica y, aunque importante, habría que analizar qué aporta más beneficios. Algeciras no quiere competir en el tráfico local, porque juega en otra división, la de los 30 mayores puertos del mundo. Que cada cual juzgue qué da más beneficios a Andalucía y a España.

Volviendo a los dineros, el PP ha presentado una enmienda para dotar de 75 millones más a la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla. ¿Sólo? Y la Agrupación de electores Teruel existe ha presentado varias enmiendas con el objetivo de hacer posible las obras del Corredor mediterráneo entre Almería- Granada- Antequera. ¿Teruel Existe? Sí, aunque parezca increíble.

Los 61 diputados que pone Andalucía en Madrid, y específicamente los 9 gaditanos, no defienden el peso de nuestra tierra y nuestros intereses como hacen los diputados de otros territorios, parece que siempre priman los intereses de sus partidos.

En Madrid siguen jugando con el Puerto Bahía de Algeciras, con la población de más de 270.000 habitantes del Campo de Gibraltar y con la prosperidad y el desarrollo de Andalucía. Y así nos va.


Publicado en Europa Sur el 1 de diciembre de 2020

Libertad SI, privilegio NO.

El pasado jueves se aprobó la octava ley educativa de la democracia, la LOMLOE (Ley Orgánica de Modificación de Ley Orgánica de Educación). Dudo mucho que pueda resistir un cambio de color en el Ejecutivo (como tampoco hicieron las anteriores de UCD, PP y PSOE).

La Ley potencia la enseñanza pública, limita las repeticiones, reequilibra las competencias entre el Gobierno y las comunidades, y quita al castellano la condición de lengua vehicular. También incluye una batería de medidas encaminadas a corregir la distribución del alumnado desfavorecido entre las redes pública y concertada, que ahora se concentra en la primera.

En España el debate no debería centrarse en la posibilidad de las familias de escoger centro educativo, sino en qué fórmula se debe usar para hacer compatible ese derecho con un reparto equitativo de los alumnos. Porque si poder elegir depende del dinero que tienes, no es libertad, sino privilegio. Los derechos deben ser los mismos para todos y no depender del dinero que tengas.

Pero la aprobación de esta Ley me sirve para ocuparme del colegio de mi barrio, el CEIP Campo de Gibraltar, en la Bajadilla. Un colegio en un entorno desfavorecido y donde están obligados a aceptar un porcentaje de la llamada matrícula viva: alumnos, normalmente hijos de inmigrantes, que llegan tras la finalización del periodo de admisión ordinario o con el curso ya empezado.

Además, este colegio tiene unas instalaciones deterioradas, un patio que lleva diez años cerrado e inutilizado y un muro en peligro de desplomarse. Parte del alumnado pasa el recreo en uno de los pasillos de acceso al centro con un suelo empedrado que no reúne las mínimas garantías de seguridad. Y en el aula matinal hay una grieta que coge la pared entera.

Por eso, cuando la nueva Ley habla de escuelas sostenibles que promuevan “la cultura de la sostenibilidad ambiental”, pienso en el Campo de Gibraltar, un colegio deteriorado en un barrio abandonado donde entre otras cosas sería imposible crear “caminos escolares seguros”, porque muchos alumnos vienen en autobús desde otras barriadas de la ciudad.

Algo que le resultará positivo de la Ley será el refuerzo del Consejo Escolar, que perdió sus competencias con la ley Wert del PP limitándolo a funciones informativas. Ahora, podrá aprobar el proyecto educativo y la programación general del centro, además de participar en la selección del director. Otro lugar desde donde reivindicar un colegio con instalaciones dignas y seguras y una enseñanza pública y de calidad.

Publicado en Europa Sur el 24 de noviembre de 2020

Yo sí me vacunaré.

La vacunación es una forma sencilla, segura y eficaz de prevenir enfermedades y salvar vidas. Cuando nos vacunamos, no solo nos protegemos a nosotros mismos, sino también a quienes nos rodean. La historia de las vacunas es la historia de la lucha contra las enfermedades que durante siglos se han cobrado un terrible tributo en vidas.

Sin embargo, según una encuesta realizada por el Instituto de Tecnología de Massachusetts, una de cada tres personas de todo el mundo no se vacunaría o no sabría si vacunarse contra la COVID-19. Y según los datos del último Barómetro del CIS, el 43,8% de la población española no estaría dispuesta a ponerse la vacuna de inmediato cuando salga.

La confianza en la vacuna contra la COVID-19 desciende, pues hasta hace un mes el 44% de los españoles se vacunaría en cuanto fuera accesible el antídoto y el 40% no lo haría, ahora es al contrario y tan solo el 40,2% se inyectaría el fármaco.

Con la reticencia en su punto más álgido, junto a la mala situación económica, el escepticismo sobre las medidas del gobierno y la irritación por el confinamiento, aparecen oportunidades para que los negacionistas, antivacunas y demás conspiranoicos influyan sobre los más influenciables y vulnerables.

Bertrand Russell decía que gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se debe a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas, pero eso no debería suceder con la vacuna contra el coronavirus.

La maquinaria de la propaganda contra la futura vacuna lleva meses en marcha difundiendo falsas informaciones a través de las redes.  Los medios y páginas que atacan las vacunas contra el coronavirus están llenos de errores, falacias, medias verdades, mentiras completas, argumentaciones vehementes y coloristas, datos y más datos (mal interpretados o falseados) y paranoicas denuncias sobre supuestas conjuras de la industria farmacéutica, Bill Gates o George Soro.

Con tanta falacia y desinformación, estos grupos han sumado adeptos a su causa, la de no vacunar, cuyo único resultado es la indefensión de la población ante enfermedades contra las que no existe protección, ni tratamiento efectivo.

Por eso, una vez esté lista la vacuna, será primordial iniciar una campaña de información y concienciación para aumentar ese porcentaje de confianza. Yo sí me vacunaré contra la COVID-19, al igual que he hecho contra la gripe, porque la realidad es que con estas vacunas comenzaremos a dar pequeños pasos para volver a cierta normalidad. Debemos tener paciencia, ser comprensivos y vivir el día a día.


Publicado en Europa Sur el 17 de noviembre de 2020

Vence la moderación.

Llevamos toda la semana pendiente del recuento de votos en las elecciones del 3 de noviembre en Estados Unidos. Estos comicios siempre suscitan la máxima atención mundial por el peso económico y político de EEUU.

Por fin, tras un agónico conteo, el candidato demócrata, Joe Biden, ha ganado las elecciones con el 50,6% de los votos, y 290 compromisarios. En Estados Unidos el presidente no es quién consigue más votos sino más delegados.

Donald Trump no ha reconocido la victoria de su rival y mantiene su ofensiva legal para disputar los resultados del voto por correo, sin aportar pruebas. Normal en este personaje que ha erosionado profundamente las instituciones y degradado la vida pública hasta límites increíbles, regando de odio su país.

Biden no es inspirador, ni carismático, pero representa la moderación, el sosiego, la empatía y el respeto a los principios y las instituciones democráticas. Está demostrado que sabe dialogar, algo muy valioso en esta crisis, y su deseo es unir a un pueblo dividido.

Siempre he visto a Trump como un millonario consentido, de ahí su pataleta tras las elecciones cuestionando la democracia. Con Trump la realidad supera la caricatura. Durante este tiempo ha representado la división y el caos, la ignorancia y la prepotencia, y el populismo demagógico.

Sin embargo, Kamala Harris, la primera mujer que será vicepresidenta de Estados Unidos, habla de “Esperanza y unidad, decencia y ciencia, y verdad" para los próximos 4 años en la Casa Blanca.

Con 56 años esta mujer negra, nacida en una familia de inmigrantes: madre originaria de India y padre nacido en Jamaica, apuesta por políticas progresistas como la educación superior gratuita, un plan contra el cambio climático y un sistema sanitario universal, aunque su historial sea moderado como senadora y fiscal general.

De Kamala Harris impresiona la de veces que ha roto el techo de cristal. A sus 40 años se convirtió en fiscal de San Francisco, la primera mujer y persona de raza no blanca que desempeñaba el cargo. En 2011, ya era fiscal general de California, otra primera vez: mujer y negra. En 2016 fue la segunda mujer de raza negra y la primera de origen indio en ganar un escaño en el Senado.

Siempre me emocionan y dan esperanzas las mujeres que van abriendo camino, y son un referente para otras muchas. Pero de las elecciones norteamericanas destaco la moderación que ha echado a Trump de la Casa Blanca, porque como decía un presentador de la CNN “el carácter importa, decir la verdad importa, y ser una buena persona importa”.


Publicado en Europa Sur el 10 de noviembre de 2020

Residencia de Mayores.

 Residencia de Mayores.

Esta semana me han informado sobre la crítica situación de la residencia de mayores Miramar de Algeciras, donde cinco personas han perdido la vida tras resultar contagiadas de coronavirus en un brote que ha afectado ya a 66 personas, 43 residentes y 23 trabajadores.

Miramar se encuentra medicalizada por la Consejería de Salud y Familias. Eso supone la adaptación clínica del espacio y la coordinación asistencial, pero se traduce en la aportación de profesionales de enfermería y técnicos en cuidados auxiliares de la bolsa de trabajo adicional creada por el SAS para el Covid-19.

Sin embargo, esta medicalización no está funcionando dada la situación previa de la residencia. Poco personal, medios escasos, falta de agua caliente, escasa ropa, y ahora se suman la nula sectorización y los insuficientes recursos para la desinfección. Al menos eso cuentan los familiares de los residentes y algunos trabajadores.

Tenemos una situación dramática en nuestras Residencia de Mayores. Solo en Andalucía hay más de 1500 casos de Covid-19. Y Salud informa que vigila sin descanso las residencias de ancianos o mayores por ser de su exclusiva competencia.

Según los datos difundidos este viernes por la Junta de Andalucía, se ha detectado un importante número de nuevos casos en las residencias de mayores en Andalucía. Hay 36 focos activos en la provincia de Cádiz, 18 nuevos esta semana, con un centenar de casos. Sin embargo, esta semana se han sumado unos 1.300 contagios, pero no se conoce su origen o no se ha rastreado.

La Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM) critica la situación en las residencias y solicita a la Junta la evacuación de los contagiados para evitar que el virus se propague más en los centros, criticando su medicalización.

La única solución para la FOAM “es evacuar lo antes posible los positivos y preferentemente desviarlos a hospitales, que es donde disponen de más medios para su tratamiento y recuperación”.

La Junta “está trabajando constantemente en la monitorización de las residencias para poder anticipar y dar una respuesta ágil y rápida a las residencias de mayores a medida que la situación epidemiológica cambia y lo hace necesario”.

Entiendo que la medicalización se hace para prestar el servicio en situ no molestando con traslados y cambios a los ancianos residentes y sobre todo para no saturar nuestras escasas plazas hospitalarias. Sin embargo, cada vez me parece más obvio que hay que derivar a los enfermos a un centro hospitalario si queremos cortar los contagios y salvar vidas. 


Publicado en Europa Sur el 3 de noviembre de 2020.


--