lunes, 14 de mayo de 2012

Machismo en las aulas.

El machismo se está incrementando en las aulas. Las jóvenes adolescentes lo aceptan, sin darse cuenta que este es el embrión de lo que vendrá después. Ahora es el momento de poner las bases para remediar este grave problema. Sólo desde la convivencia de ambos sexos en las escuelas e institutos se empezará a acabar con el machismo. Y, por supuesto, con la ayuda para los docentes de asignaturas tan imprescindibles y necesarias como Educación para la Ciudadanía, que ahora quieren cambiar por otra que se llamará Educación Cívica y Constitucional (¿?), según ha informado el ministro de Educación como avance de las reformas previstas para esta área por el Gobierno de Rajoy. En esta tarea errónea y regresiva cuentan con la complicidad de la Conferencia Episcopal que califica la asignatura de Educación para la Ciudadanía como “totalitaria” y “colaboradora del mal”. Una Iglesia que siempre ha discriminado a la mujer en su organización y mantenido el machismo como parte consustancial de su existencia. No descubro nada si digo que el machismo es algo esencial en su vida cotidiana y en sus trasnochados mensajes. Y eso lo puede comprobar quién mire y quiera ver. Las leyes pueden conseguir que el machismo formal no sea moneda de curso legal, pero nunca lograran su desaparición real, sino se hace desde sus orígenes: la familia y la escuela. Por ello, debemos plantearnos como parte del camino hacia la igualdad trabajar con la asignatura de educación para la ciudadanía porque la igualdad, la tolerancia y la libertad se conviertan en una realidad en nuestras escuelas. También debemos difundir una cultura no confesional, pues la religiosa incorpora el machismo como parte de su esencia fundamentalista. Y sobre todo, decirle a este Gobierno conservador, promotor de reformas y normas legales que hacen a las mujeres perder la capacidad de disponer de su propio cuerpo, que los movimientos feministas y los ciudadanos que están por la igualdad real, y no tolerarán en este asunto ni un paso atrás, ni siquiera para coger impulso.

María José y Ángel Luis Jiménez

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