Este recién estrenado 2014 de la recuperación es la
continuación de un relato obsceno y desmoralizador para la mayoría de los
españoles. Un relato que empezó el 2012 con el ajuste, continuó el 2013 con las
reformas y finalizará el 2015 con las imprevisibles elecciones generales. Pocos
ciudadanos coincidirán en denominar ajustes a lo que fueron enormes y
desiguales sacrificios o reformas a los permanentes recortes de los sistemas de
protección social y los salarios. Y menos pensarán en una recuperación que saben
no reducirá de modo sustancial el brutal desempleo. Sin mencionar la
congelación otro año más del salario mínimo, el que cobran los más
desfavorecidos entre los que trabajan.
España se encuentra en un grado de regresión espectacular
con un 26% de la población activa en paro, el país de Europa en el que más han
bajado los salarios durante el pasado año y más de 200.000 empresas muertas con
este Gobierno. Este año de la recuperación se inicia con casi dos millones de
familias que no ingresan ningún sueldo. En resumen, una sociedad devastada por
casi seis años de crisis económica y una gestión muy deficiente de la misma, y
que además no merece que la engañen más.
En la conferencia de prensa donde hizo un balance del año,
el presidente de Gobierno dijo que 2014 sería el año en que dejaríamos atrás el
miedo, sin describir el tipo de miedo que padecen los ciudadanos. Pero no era
necesario, porque se adivina en las encuestas y sondeos: miedo a perder el
trabajo, miedo a no llegar a fin de mes, miedo a perder todavía más los
pequeños buenos detalles de la vida cotidiana, miedo a quedarse atrás en la
distribución de la renta y la riqueza cada vez más regresiva como resultado de
la política económica aplicada por este Gobierno que solo crea riqueza con la
desigualdad. Las transferencias de rentas y de riqueza se hacen de las rentas
más bajas a las más altas. Y así va a continuar.
Barack Obama dice que la desigualdad es “el desafío que
caracteriza a nuestro tiempo” y lo traduce en cambios en la política para que
el pastel económico que se está reduciendo tenga un reparto mejor. La
desigualdad tiene que ver tanto con la crisis económica como con la debilidad
de la recuperación posterior. El consenso entre el poder político y financiero
contribuyó a la liberalización que hizo posible la crisis, y el giro prematuro
posterior hacia la austeridad ha conseguido sobre todo entorpecer la
recuperación y la creación de empleo. Está comprobado que sin el aumento del
gasto público no se volverá al pleno empleo.
Y para colmo Emilio Botín nos dibuja una España irreal en
unas declaraciones cuando menos sorprendentes, diciendo que “este es un momento
fantástico para España. Llega dinero de todas partes”. En su entusiasmo olvidó
decir que a España están llegando muchos fondos buitres e inversores que
compran nuestras empresas a precio de saldo. Y todavía algún ministro se deja
decir que lo que es bueno para Botín es bueno para los españoles, como decían
los americanos de la General Motors. Por favor, que ni somos tontos ni nos
tragamos ya más mentiras.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez
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