jueves, 29 de diciembre de 2011

“Dejar florecer cien flores”

El filósofo francés Paul Ricoeur decía que la particularidad del discurso político debía residir en su capacidad para ofrecer una escapatoria a la inseguridad del presente mediante un lenguaje (diferente del religioso, el nacionalista o el ideológico) en el que pueda intervenir el futuro como lugar utópico,  porque una sociedad democrática no puede perdonar, por instinto de conservación, que un Gobierno no la haga sentirse segura. Ni lo perdona en las urnas. Ante la crisis económica, José Luís Rodríguez Zapatero mostró una inseguridad y un desconcierto no aceptable por la sociedad española. Sobre todo, al aceptar de los organismos europeos desde mayo del 2010 unos ajustes y recortes para solucionar nuestro déficit presupuestario con un reparto de sus costes tremendamente desigual. La sociedad española ha tenido la sensación de que su Gobierno iba a remolque de los acontecimientos y que, ante la catástrofe que se le venía encima, no estaba protegida. A partir de esa percepción la suerte estaba echada para el Gobierno socialista. Sin embargo, y sin ser este el momento para enjuiciar a Zapatero y su Gobierno, en el futuro y con mayor perspectiva histórica veamos de forma diferente lo que ha sido esta legislatura de la crisis. Pues, pese a estar a punto de ser intervenidos y a una situación insoportable, se ha podido posibilitar una salida democrática para el país y la celebración de elecciones con alternancia política, lo cual no ha sido posible en otros países europeos. Ahora, los socialistas debemos enfrentarnos a la tarea de recuperar la confianza de la sociedad. Para ello, debemos reconocer la posición en la que nos encontramos y diseñar una estrategia para salir de ella. Es decir, donde queremos estar mañana, y no donde estuvimos ayer o si queda mucho o poco por hacer. Por eso, los textos “Mucho PSOE por hacer” o “Yo si estuve allí”, no deben ser contradictorios ni incompatibles, ni el comienzo de las hostilidades por el liderazgo del partido. El grupo que avala el texto “Mucho PSOE por hacer” ha sido especialmente crítico con la acción de Gobierno, lo que ha incitado a una veintena de ex altos cargos del Ejecutivo de Zapatero a defender su legado, sin entender que el debate desde la autocritica no es incompatible con la lealtad, más bien es al revés. Posiblemente una lealtad mal entendida les impidió a muchos de esos ex altos cargos decirle a Zapatero que debía rectificar en la gestión de la crisis, porque estaba perdiendo la confianza de la sociedad española de una manera irreversible. La indignación de los ex altos cargos estaba motivada fundamentalmente por un párrafo que suscribieron tres ex ministros: Chacón, Caamaño y López Aguilar, y que decía “Cuando los ciudadanos nos abandonaron, nosotros ya les habíamos abandonado a ellos”. Pero estos tres firmantes no veían en su escrito motivos de incomodidad para Zapatero, porque esas reflexiones las había hecho él anteriormente y en su presencia. A ese debate se ha unido otro documento, “Igualdad y Solidaridad ante un mundo globalizado”, firmado, entre otros, por los ex ministros Ángel Moratinos y Leire Pajín, que explica la intención de participar en el debate de ideas abierto en el partido, incidiendo en un modelo de crecimiento sostenible que no pise el Estado del bienestar y luche contra las injusticias. En este contexto recuerdo un proverbio chino “Dejar florecer cien flores”, ya que en este partido debemos dejar fluir las ideas, las posiciones y por supuesto, la autocritica. Porque siempre, siempre hay que rendir cuentas y estar sujeto a las críticas.

Para ese debate de las ideas es conveniente leer los textos completos. Aquí tenéis un breve resumen para abrir boca:
Mucho PSOE por hacer. “Lo importante no es quien haya podido equivocarse, sino en qué y por qué… La gestión de la crisis ha sido también causa de nuestra derrota… Cuando tardamos en reconocer y llamar a la situación económica con el mismo nombre que la llamaban los ciudadanos, perdimos buena parte de nuestro crédito… Algunas de nuestras políticas, los equívocos sobre nuestra orientación ideológica y forma de organizarnos han contribuido a la derrota… La pérdida de credibilidad y coherencia ha sido fruto de de la erosión de nuestros mecanismos democráticos y del aislamiento social del partido”.
Yo sí estuve allí.  “El tiempo se encargará de dar a Zapatero el lugar que le corresponde en la historia de España… Tendió la mano a quien había sido su adversario e impuso un modelo de integración tan ejemplar como, por desgracia excepcional… Gracias a sus políticas se ha mantenido la cohesión social pese a la dureza de la crisis… No sería decoroso que quien estuvo allí de manera evidente, y cabe decir entusiasta, aspirase ahora sugerir lo contrario… Se dice que la derrota es huérfana y la victoria tiene mil padres. Esta derrota es tan amplia como colectiva.       

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