lunes, 6 de agosto de 2012

El fin del poder, tal y como lo hemos conocido en el siglo anterior, será algo que definirá las principales tendencias del inicio de este siglo. Esto no significa que el poder vaya a desaparecer o que no haya dirigentes con inmensa capacidad para imponer su voluntad a otros. Sólo que el poder se ha hecho cada vez más dificil de ejercer y más facil de perder. Hoy, los que tienen el poder están más constreñidos en su uso que sus predecesores, como el Papa, el presidente de EE.UU. o China. Tomemos tres ejemplos significativos de estos días. Aunque, haya muchos más, pues estos me parecen paradigmáticos. La crisis de la Eurozona, las masacres en Siria o el calentamiento global. Nadie tiene el poder suficiente para deternerlos o resolverlos. Los tres siguen una larga carrera hacia el precipicio. Y no pasa nada. El problema es que hay muchos poderes en estas crisis del euro, la masacre siria y el calentamiento global, pero ninguno tiene el poder suficiente para imponer un rumbo diferente. Y así nos va.

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