jueves, 6 de septiembre de 2012

La clase política ¿problema o solución?

A toda persona, sea ciudadano, político o gobernante, hay que valorarla siempre a las duras y no a las maduras. Esta máxima se ha hecho realidad este verano con las encuestas de Metroscopia y el CIS, donde el retrato de nuestra clase política, sobre todo de los ministros del actual Gobierno, es poco edificante. En estos sondeos los encuestados enjuiciaban mayoritariamente a los gobernantes, aunque también a la oposición, con una mezcla de hastío, cansancio y honda resignación, como si la actual situación no tuviera solución. La encuesta del CIS publicada en Agosto venía a certificar una de las principales y preocupantes enseñanzas de esta durísima crisis: el nihilismo político. Es decir, la negación de todo principio político. Según la encuesta, la gente ya empieza a no creer en nada. Este hecho es algo que debería hacer reflexionar a nuestros gobernantes y a la oposición. Sin embargo, los partidos mayoritarios no le dan importancia a esta tragedia colectiva y evalúan las encuestas propias y ajenas en función de las opciones de poder. Nueva constatación de que la sociedad va por un lado y ellos por otro. La solución es complicada porque la gente desconfía del Gobierno, pero también de la oposición porque no les dan soluciones a sus problemas. Un 88% de los encuestados considera que los partidos tienden cada vez más a pensar sólo en lo que les beneficia e interesa. Y un 87%, que su prioridad no es escuchar y dar cauce a lo que piensa la gente. Aunque el gran problema es que al margen de la política no hay solución. Así que, o bien aparecen nuevos valores en los que la gente crea o bien tenemos en España un futuro muy difícil y complicado. Porque abolir el sistema democrático, tirarlo por tierra o cambiarlo como quieren algunos, sólo beneficia a los que más daño le hacen. Sin los debidos controles y valores democráticos lo que vendría sería peor. Los ciudadanos no deben albergar duda alguna. La solución no está en los tecnócratas, salvapatrias o demagogos… recordemos que cuando dices no a la política, la otra opción posible es la dictadura. No hay más. Y con la dictadura anterior ya tuvimos bastante los españoles. Dictaduras, nunca más. Para salir de esta situación, hay que ponerse las pilas y obligar a los políticos a respetar y tener en cuenta la voluntad popular. Y si los aparatos de los dos grandes partidos mayoritarios no se enteran o se aferran a sus puestos, habrá que echarlos.  Y si no se fueran por la presión ciudadana los deberían echar sus militantes. Hay que darles paso a personas con capacidades de liderazgo político, confiables y eficientes, que tengan nuevas ideas, las cosas claras y dispuestas a abrir vías de comunicación directa con la gente. No se puede seguir como hasta ahora, actuando a espaldas de la ciudadanía, porque esa es una perversión del sistema democrático que puede acabar con él. En realidad, no es la institución política lo que se cuestiona en las encuestas citadas, sino el modo en que a esta se le está haciendo funcionar y así lo expresa la ciudadanía sondeo tras sondeo.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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