Hace unos días se alertaba en la prensa local sobre el grave
deterioro que sufría la casa natal de Ramón Puyol en la esquina de la calle
José Román -callejón de Jesús- del barrio de San Isidro. Los vecinos advertían
que en su estado actual constituye un peligro de caída inminente. Además se da
la circunstancia que esta casa, donde nació Ramón Puyol -uno de los hijos
ilustres del municipio-, está también protegida y catalogado como bien de
especial protección al pertenecer al barroco popular andaluz.
Otro ilustre hijo de Algeciras, José Luis Cano, tuvo en
principio más suerte con su casa natal en la calle Ancha -junto a la Palma
Real-, pues Corporaciones anteriores a la actual la restauraron, aunque ahora
se encuentra abandonada y en alquiler. En su día el Ayuntamiento de Algeciras,
en reconocimiento a su labor como poeta, biógrafo y fundador de la revista
literaria Ínsula, puso su nombre a su Fundación Municipal de Cultura.
Ramón Puyol (1907-1981) fue un pintor algecireño de vocación
precoz. A los trece años ya estaba en Madrid en la Escuela de Bellas Artes
relacionándose con los círculos más al día en su lugar natural de reunión, el
café Pombo. Luego vinieron las estancias romanas y parisinas. El arranque de su
trabajo como diseñador y cartelista se sitúa hacia los años 1927 o 1928. Pero
es en 1929 o 1930 cuando realiza sus obras más significativas. La guerra civil
la vive Ramón en la capital de España, ocupando puestos importantes y
realizando una gran labor cartelística al servicio de la Republica. Por este
motivo, terminada la guerra, y después de infinitas y dolorosas vicisitudes, es
encarcelado y condenado a muerte. La pena fue conmutada y quedó convertida en
treinta años de prisión. El feliz reencuentro con la bahía de Algeciras, con su
luz y su cambiante vida, fue en 1973. Y aquí vivió hasta su fallecimiento en
1981.
A José Luis Cano (1911-1999) se le considera uno de los
mejores conocedores de la poesía de la generación del 27 y de la generación del
36, de la que se erigió en valedor en una época difícil para la cultura como
fue la posguerra y la dictadura. José Luis Cano, como Ramón Puyol, vivió en el
Madrid de la Republica y allí conoció a
Cernuda, Aleixandre o Neruda. Tras el conflicto, Cano estudia la obra de
Aleixandre y publica su diario “Los cuadernos de Velintonia”. Escribió las
biografías de Federico García Lorca y Antonio Machado. José Luis Cano cofundó
en 1947 la revista literaria Ínsula, uno de los referentes para todos los
amantes de la literatura en español durante la segunda mitad del siglo XX,
siendo su director de 1983 a 1987. [..Como poeta, este algecireño de pro
también cuenta con una obra destacada entre la que podemos señalar “Sonetos de
la bahía”, con la que se dio a conocer en 1942. Un libro unitario, todo él
inspirado en la bahía algecireña de su adolescencia y juventud. Un libro
también inspirado en los primeros años de la guerra civil cuando el poeta es
retenido por sus ideas en la cárcel de Escopeteros y condenado a cavar trincheras
en los alrededores de la Bahía. Sin embargo, en ningún momento el tema bélico
se hace presente en sus sonetos.
Pero qué les pasa a los dirigentes del Partido Popular o a
sus representantes en las instituciones con aquellas personas o familias que
provienen de la época republicana y que asientan ahora, en democracia, su
libertad de pensar y vivir como les da la gana. No paran de ensañarse con
ellos. Zoido, alcalde de Sevilla, no ha parado hasta quitarle a la madre de
Bardem la calle que tenía en Sevilla. Y Landaluce, alcalde de Algeciras,
tampoco descansó hasta eliminar el 13 de junio de este año el nombre de José
Luis Cano de la Fundación Municipal de Cultura. Estos alcaldes y otros que no
voy a nombrar, hoy disponen del patrimonio del pueblo como si el arte que
contiene fuera de quita y pon. En este país y especialmente en mi pueblo, Algeciras, que poco respeto se tiene por los nombres, por las personas y por
la historia. Por eso hoy quiero recordar los nombres de Ramón Puyol y José Luis
Cano. Y para no estar al mismo nivel que estos politiquillos, aquí lo dejo, con
el debido respeto, a estos algecireños ilustres que nos dan tan buena fama y
honra, aunque el alcalde no lo crea.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez
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