Una vez
más el dedo divino de Rajoy, que tanto ha criticado la madrileña Esperanza
Aguirre, designa al candidato a la presidencia del partido y de la Junta de
Andalucía, ninguneando a la militancia, que solo tendrá que confirmarlo en el
simulacro de congreso de primero de Marzo.
Mariano
Rajoy nunca ha cantado bien el himno de Andalucía, pero ahora desafina más que
nunca al elegir a Juan Manuel Moreno Bonilla, actual secretario de Estado de
Servicios Sociales e Igualdad, como cabeza de cartel para nuestra Comunidad sin
contar con su militancia. Y es que Rajoy esperaba y esperaba, porque no
entendía la urgencia de la militancia para elegir a alguien que los pilote, ni
tampoco su desanimo. La realidad es que Rajoy siempre ha mirado con cierta
indiferencia a Andalucía, porque no la entiende nada.
Moreno
Bonilla presentó ayer en solo 24 horas 9.000 avales -solo eran necesarios unos
90- para ser candidato en el congreso extraordinario del PP andaluz que se
celebrará en Sevilla los días 1 y 2 de marzo. El problema estriba en que el
escenario dibujado en Andalucía para este candidato y su partido no es el del
éxito, sino el de una derrota. Derrota que los populares ya dan por descontada
ante el “desanimo” de los militantes y “el carrerón” de Susana Díaz. Además la fuerza
municipalista con la que arrasaron en las últimas elecciones locales ya se está
desvaneciendo.
Ante este
panorama lo importante para Rajoy es controlar el día después del fracaso
electoral, porque dicen los analistas y comentaristas que desde la marcha
de Arenas la situación del PP andaluz es la de un “pollo sin cabeza” o si
quieren mejor sin liderazgo, ni organización. Pues el pilotaje de Juan Ignacio
Zoido, alcalde de Sevilla, durante el pasado año ha sido solo de transición, ya
que nunca se ha sentido a gusto en el puesto y dice que solo le interesa su
alcaldía.
El PP
andaluz desde la marcha de Arenas parece haberse borrado de un plumazo del
mapa. Es más, ha pasado a ser administrado por Madrid, convirtiéndolo en el
terreno de juego de las baronías y, en el caso del candidato andaluz para la
Junta, en un juego de ajedrez de Cospedal y Zoido contra Soraya y Arenas. De
momento, resuelto a favor de Soraya gracias al apoyo de Rajoy a su candidato.
Pero estas
diferencias entre Cospedal y Soraya pueden tener consecuencias, porque la
número dos del PP lo ha entendido como una intromisión de la vicepresidenta en
los asuntos de partido, totalmente de su poder y competencia. La batalla por el
poder continuara entre ellas. En cualquier caso otro retroceso democrático más,
porque el PP no para en sus despropósitos en Andalucía y fuera de ella. Y
mientras Andalucía tendrá que seguir esperando que se pongan de acuerdo en el
partido del Gobierno, que ni deja decidir ni tampoco decide. Y, claro,
así nos va.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez.
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