Este texto me ha llegado anónimo por internet y no me
resisto en publicarlo, porque a la autora, igual que a mí, le gusta lo andaluz.
"Hoy estoy guarnía. Y lo que más me gusta de estar guarnía
es poder decir que estoy guarnía... Es una expresión que me encanta... como
tantas otras que son tan nuestras. Como cuando una se harta de comer y acaba
engollipá (o engoñipá) o cuando riegas las macetas más de la cuenta y las dejas
enguachinnás... Yo nunca pido churros, sino calentitos... de niña nunca iba a
las atracciones, sino a los cacharritos...a los amigos pesados se les dice
jartible y cuando me tangaba del colegio lo que hacía era rabona... (qué peyas
ni peyas). A lo largo de mi vida he conocido a más apollardaos que tontos y a
más esnortaos que despistados... pero nunca a ningún antipático, sólo a malajes
o saboríos... Aquí lo mucho es una jartá o una pechá, y lo poco es una
mijita... y la gente no pasea, da vuerta... Lo que está muy sucio está
empercochao y lo que limpias a fondo lo dejas escamondao... Si se te va la olla
te quedas majarón, y si das mucho la lata te llaman pejiguera... Los borrachos,
que son papaos, no deambulan, sino que dan camballás... y la gente no odia la
mentira, sino el falserío... Lo roto está descuajaringao y lo pasado de fecha
revenío... los cobardes son jiñaos y lo muy visto está mu manío... Por
expresiones como estas, y las miles que se quedan en el tintero, cada vez me
gusta más el andalú... y quien diga que hablamos mal que aprenda a entendernos
y verá como le coge el gusto... buenas tardes... (y que conste que lo que acabo
de soltar no es ninguna tontería, sino una chuminá)". No, es una maravilla del
habla andaluza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario