viernes, 24 de diciembre de 2010

Proceso a los economistas.

Las condiciones que propician una crisis económica, según los economistas, son siempre las mismas: tipos de interés muy bajos, crédito fácil y una burbuja de activos. Sin embargo, a diagnosticarlas o prevenirlas todavía no han aprendido o no la han querido aprender cuando saben que las propicia. Y a solucionarlas sólo cuando la crisis ya ha comenzado. Pero se han cuestionado el coste de sufrimiento de la gente o el paro que han generado con sus errores los estudiosos de la economía. Ahora dicen que las burbujas pueden ser eternas y que los libros de textos no hablaban de ellas. Por eso una de las preguntas que más se repiten en estos tiempos  es: ¿por qué los economistas, en general, se han equivocado tanto desde que comenzó la crisis?
Un libro de Juan Francisco Martín Seco, “¿Para qué servimos los economistas?”, nos ayuda a entenderlo haciendo un recorrido critico por las diferentes edades de la economía analizando los roles de los economistas. El autor denuncia los discursos monolíticos y aboga por la renovación de la  teoría económica. Señala que buena parte de los economistas han estado al servicio de un modelo basado en las leyes “científicamente” inmutables de la economía, legitimando su status quo y las desigualdades sociales y laborales.
También, ahora, un libro recién publicado por Alianza Editorial, “Proceso a los economistas”, del periodista italiano especializado en información económica Roberto Petrini, establece seis cargos que resumen las críticas que estos profesionales están recibiendo: los economistas yerran continuamente en sus previsiones; han perdido el contacto con la realidad; han creído demasiado en el dios mercado; tienen demasiado poder; son incapaces de comunicar ¿saben los economistas hablar en un lenguaje claro a la gente?; y han dejado de soñar ¿dónde están los grandes economistas del pasado como Keines capaces de colocar la utopía en el trasfondo de sus propios análisis?
El libro concluye con una lamentación: es una lástima que a los economistas no se les pueda obligar a reconocer sus errores y a reconsiderar sus puntos de vista cuando se han equivocado.  Pero yo me pregunto: ¿esta es una limitación sólo de los economistas o también de los reguladores, auditores, políticos y de mucha otra gente que han tenido responsabilidad en el desastre financiero que padecemos?
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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