El próximo
viernes día 30 se aprobará en el Consejo de Ministros el borrador del proyecto
para la Reforma Integral de los Registros. Este proyecto me parece un posible
caso de corrupción política de este Gobierno, porque pretenden entregar el
Registro Civil a los Registradores y hacer de él un negocio de cifras
multimillonarias. A partir de su aprobación, el registrador cobraría y se
enriquecería por cada ciudadano que naciera, creciera, tuviera hijos, otorgara
poderes, hiciera testamento, se casara o divorciara y, al fin, se muriera. Con
este proyecto se refuerza el estatus millonario de los integrantes del Cuerpo
de Registradores que convierten en rehenes de su posible codicia a todos los
ciudadanos. No creo que tenga nada que ver con este proyecto, que nuestro
presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, tenga plaza de registrador en Santa
Pola, provincia de Alicante, desde 1981. Ahora está en excedencia y su plaza en
régimen de interinidad permanente, por lo que no puede salir a concurso. Privilegios
de la política. Rajoy ha sido uno de los principales cabecillas del lobby de
los registradores de la propiedad en España, una casta minoritaria (un millar
de personas) y poderosa que vive aún de los privilegios feudales en los que el
Derecho no ha podido penetrar. En los registros de la propiedad, sus titulares
se forran con la expedición de certificaciones, las ejecuciones de hipotecas, las
novaciones de préstamos, y los embargos de todo tipo (judiciales de
particulares o de la agencia tributaria). ¿Cómo un funcionario público puede
expedir facturas con IVA por un servicio público? No lo entiendo. Y cómo Rajoy
puede estar en política, nada menos que como presidente del Gobierno, sin
renunciar a percibir el beneficio económico de su Registro de Santa Pola, -compartido
con un amigo y compañero de promoción Francisco Riquelme- que le ha procurado
unos 20 millones de euros, según denuncia de la Asociación de Usuarios de
Registro. No cabe la menor duda, Rajoy y sus compañeros Registradores son
previsores y miran al futuro. Han pensando que con la caída de ingresos por la
caída del ladrillo había que buscar nuevas fuentes de recursos y lo han
encontrado en las certificaciones del Registro Civil. Así que, en unos meses,
pasaremos limpiamente de las nuevas tasas judiciales a los nuevos aranceles
registrales para tareas que hasta ahora realizaban otros funcionarios sin
privilegios y que solo percibían por ello su sueldo de funcionario. Y ahora, qué
hacemos con los funcionarios del Registro Civil. ¿Los reubicamos o los
despedimos? ¿Esta es la política de ahorro que practica el Gobierno de Rajoy? Dios
mío qué será lo siguiente que nos van a proponer…
Ángel Luis Jiménez Rodriguez
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