La polémica sobre la ley
Wert se ha centrado en estos días sobre la nota mínima para las becas,
recibiendo el rechazo encendido de los rectores y las quejas de distintos
colectivos de estudiante que ven en los nuevos criterios un ataque a la
igualdad de oportunidades.
Tras la avalancha de
críticas, el ministerio parece que cambiará el texto antes de enviarlo al
Consejo de Estado para su revisión, previsiblemente el viernes. Educación
también prevé revisar los criterios previstos para el mantenimiento de las
becas por la sensibilidad que ha despertado el tema.
Sin embargo, me llama la
atención que no se hable en la misma medida de la educación diferenciada que
plantea la ley, pues posibilitará una educación separada de niños y niñas. La
Junta de Andalucía ha tratado de paliarlo hasta ahora -basándose en la actual
normativa- retirando los conciertos económicos a los centros andaluces que no
practican la enseñanza mixta, y que ahora serian revisados con la ley Wert.
Si espero que el Consejo
de Estado en su revisión recuerde a este Gobierno algo obvio, que vivimos en un
Estado laico respetuoso del pluralismo según la Constitución, y que no se
debiera promover ni incentivar las enseñanzas religiosas como plantea la ley
Wert, sino mantenerse neutral ante la concurrencia en la sociedad de ideas,
doctrinas y religiones.
Porque dice Wert que los
artículos 16.3 y 27.3 de la Constitución son el punto de partida para sustituir
la educación en valores cívicos por la religiosa. Pero no hay nada en esos
artículos que obligue a los Gobiernos a dar clases de religión y moral católica
en las escuelas públicas y menos a pagar los salarios de los miles de
profesores que asigna a esta tarea la Iglesia.
Y al afirmar que el
27.3, donde se habla del derecho a la libertad religiosa y de conciencia,
asegura que los poderes públicos deben garantizar el derecho que asiste a los
padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de
acuerdo con sus propias convicciones. Está engañando con medias verdades,
porque no aclara que este artículo no
dice nada sobre que ese derecho debe atenderse en las escuelas y, mucho menos,
que los alumnos que no escojan Religión deben estudiar una asignatura
alternativa igualmente obligatoria. Qué desastre de ministro y de ley Wert, cuando
dimitirá, porque la ley estoy seguro que no aguantará más allá de esta
legislatura y de este Gobierno.
Ángel
Luis Jiménez Rodríguez.
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