A los financieros les gusta argumentar que las finanzas prestan
un gran servicio a la economía al destinar el capital a usos más productivos,
pero resulta difícil sostener esa argumentación tras una década en los que sus
mayores logros han sido las hipotecas basuras, la burbuja inmobiliaria o las
preferentes.
El nobel Paul Krugman dice que hay una correlación clara
entre el auge de las finanzas modernas y el regreso a unos niveles de
desigualdad propios de finales del siglo XIX, ya que estamos entregando cantidades
ingentes de recursos a financiar tejemanejes de los que la sociedad en su
conjunto no obtiene ningún beneficio pero si muchos perjuicios.
Los economistas al servicio del Gobierno dicen que esto no
es cierto, que la mano invisible del mercado garantiza que los beneficios
privados y sociales coincidan. Sin embargo, hace mucho tiempo que los ministros
económicos, Montoro y de Guindos -los otros no tiene ni idea-, saben que cuando
se trata de especulación, esa proposición económica no es cierta, pero eso no
les importa, ni tampoco hacen nada.
El problema empieza cuando el sector financiero crece mucho
más deprisa que la economía en general y el porcentaje del PIB que corresponde
a los banqueros, corredores de Bolsa y especuladores se duplica. Algo que
ocurre desde los años 80, cuando Reagan y Thatcher empezaron a desmantelar el sistema de
regulación financiera creado como respuesta a la Gran Depresión.
A los defensores de las finanzas modernas les gusta
argumentar que estas prestan un gran servicio a la economía porque destinan el
capital a usos más productivos. Aunque resulta difícil sostener esta
argumentación tras una década en la que los mayores logros de las finanzas
modernas han consistido en dirigir cientos de miles de millones de dólares o euros
hacia las hipotecas basuras o la burbuja inmobiliaria, responsables en gran parte
de esta crisis.
Pero si nuestro descomunal sector financiero, ahora más reducido,
no está haciéndose más seguro ni más productivo, qué está haciendo. Según el
nobel Krugman hay dos respuestas. Una, que le está tomando el pelo a los
pequeños inversores. Otra, que está dedicando su dinero a actividades
especulativas que posiblemente pueden ser rentables para algunos individuos,
pero totalmente improductivas para la sociedad.
Aunque hay más. Ayer el gran patrón de la banca española,
Miguel Martin, confirmaba en su Asamblea Anual lo explicado hasta ahora cuando
dijo que “a día de hoy, con el negocio bancario no se gana dinero”. Entonces, de
dónde vienen los 7.274 millones de euros de beneficios obtenidos por los grupos
bancarios que operaron en nuestro país durante el año 2013. Me parece que el
presidente de la Asociación Española de la Banca también nos está tomando el
pelo.
La conclusión no puede ser otra, da igual que hablemos del
daño que causan las operaciones de las llamadas finanzas modernas o de alto
riesgo, ya sean hipotecas basura o participaciones preferentes, porque es el
sector financiero en general, y no solo esa parte, el que está minando día a
día nuestra economía y nuestra sociedad. Así de claro, y así lo reconocen
también todos los que saben del tema.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez
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