martes, 26 de octubre de 2010

El voto del miedo de las elecciones catalanas.

Hace unos días, la canciller alemana, Ángela Merkel, proclamaba el fracaso del multiculturalismo en su país. Coincidía con ella Alicia Sánchez-Camacho, líder del PP en Cataluña, y criticaba la coexistencia, que plantea ese modelo, entre nacionales nativos y extranjeros en Cataluña. El multiculturalismo, decía Alicia Sánchez, tolera otras culturas que ella considera una amenaza capaz de romper el país. ¡El España se rompe del PP!
Esta actitud no es algo personal, sino el producto de la búsqueda oportunista del voto del miedo para las próximas elecciones catalanas. Pues para obtenerlo vale todo, de ahí, la autorización recibida del PP para el rastreo desesperado de gitanos rumanos por un barrio de Santa Coloma en compañía de una correligionaria de Sarkozy. En una tarea del peor de los machismos como la caza y captura del paria, del sin papeles: personas humanas que no cuentan, no existen. Y, lo más importante, no votan.
Pero la vuelta de tuerca  -como decía Ramoneda en su columna del País-, ha sido apuntarse a la práctica del Ayuntamiento de Vic de acabar con el único espacio de reconocimiento que les quedaba a los inmigrantes ilegales: el padrón municipal. El PP quiere que la inscripción llegue a la policía, sin mediar mandato judicial -como exige la ley-, para que los ilegales tengan que convertirse directamente en clandestinos, sin importarle los efectos que esta medida  tenga sobre la inseguridad ciudadana. Y es que el PP quiere utilizar las elecciones catalanas como un ensayo para las municipales y generales, recurriendo al sadismo político contra los inmigrantes para sacar votos, sin importarle el juicio moral de sus actos. Retomando así los peores acentos de la derecha española pura y dura.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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