Es necesario una reflexión crítica y amplia sobre esta era digital que estamos viviendo en el que la obsesión compulsiva por el correo electrónico y la mensajería digital oculta en realidad una desazón global, una sonora soledad y una gran nostalgia. La nostalgia se ha puesto de moda. No es nada malo hacer concesiones a nuestra infancia perdida. El problema surge cuando el pasado pesa más que el presente o el futuro, cuando esa nostalgia encubre una pobreza de tu vida o de tus relaciones actuales, que quieres solucionar a través de las redes sociales “on line”, buscando raíces o antiguos compañeros largamente olvidados. La paradoja de las redes sociales es el abandono de los amigos de siempre frente al éxito de los amigos virtuales. Y al final, lo único que vas a conseguir es eso un amigo virtual, no real, o un comentario banal en una página web y, lo más importante, tiempo perdido para vivir.
Angel Luis Jiménez Rodriguez
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