lunes, 22 de octubre de 2012

Más que unas elecciones autonómicas.

Hoy, los titulares de los periódicos sobre las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco hablan del desplome socialista que da aliento a Rajoy e impulsa el soberanismo. Pero analicemos que hay detrás de estos titulares. Los socialistas ayer fracasaron en Galicia y perdieron el poder en Euskadi, lo cual confirma el debilitamiento de la opción socialista que, lejos de recuperarse de las catástrofes electorales sufridas en 2011, deja muy tocado a Alfredo Pérez Rubalcaba y al equipo de dirección del PSOE, ocho meses después de su Congreso. Espero que la dirección socialista no se refugie en el carácter autonómico de estos comicios. El PSOE está en una situación agónica en la que no puede seguir. Urge buscar una desesperada salida ideológica que le saque de ese debate permanente, que le tiene paralizado, sobre el rumbo del socialismo o la socialdemocracia en periodo de crisis como la actual. Mariano Rajoy recibe aliento y respira gracias al triunfo de Núñez Feijóo en Galicia, pero solo gana tiempo por el discurso plano de la oposición responsable que tiene enfrente. Rajoy está obligado a extraer conclusiones de estas elecciones que van más allá de los resultados de ayer. Porque el 14 de noviembre le espera una huelga general consecuencia del paro desbocado y un otoño social caliente si no rectifica su política de recortes. En Euskadi, el soberanismo ha conseguido en las urnas un porcentaje de votos entorno al 60%, agrupa 48 de los 75 escaños, casi dos tercios de la Cámara vasca. Así que cuando el PNV quiera, Mariano Rajoy tendrá otro caso Cataluña sobre la mesa, otro quebradero de cabeza soberanista. Sin embargo, lo más grave de esta crisis que estamos padeciendo en España es el descredito de la política, que ha cuajado en una profunda desafección popular hacia las instituciones democráticas. La participación sigue bajando, solo ha votado el 65,83% en el País Vasco y el 63,71% en Galicia. Sobre este descredito de la política, Almudena Grande, en El País de hoy, plantea que los especuladores  ganan un céntimo más y la salida del túnel se aleja algunos metros más, cada vez que un ciudadano piensa: ¿Para qué interesarme por los programas de los candidatos, si ninguno cumple el suyo cuando llega al poder? Por eso dice, que solo los políticos capaces de hacer política nos sacaran de esta situación, pero que cada vez resulta más difícil convencer a los indiferentes de que todos no son iguales. En esta crisis, económica, política y social, estamos viviendo un cambio histórico que han puesto en marcha los movimientos sociales para reactivar la sociedad y activar una rebelión cívica que pare este sistema injusto que nos quieren imponer. Ante esta situación, la izquierda que se quede atrás será superada por el pueblo que pasará sin ninguna duda por encima de ella.
María José y Ángel Luis Jiménez

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