viernes, 26 de octubre de 2012

Un discurso de clases.

Los periodos históricos con grandes crisis del capitalismo se caracterizan por la dominación de clases sin concesiones y sin tregua por parte de la burguesía y sus gobiernos, como ocurre en la crisis actual. Son momentos de destrucción de todo el orden anterior -excepto de los mecanismos que aseguren el mantenimiento de su poder de clases- y, por supuesto, de ruptura del pacto social. Esta crisis nos está mostrando la expresión más clara de la desigualdad y explica el desarrollo diferente de los países y de las clases sociales, en el marco de un sistema injusto como el capitalista. En España, el descenso del nivel de vida ha sido brutal porque su fracción dominante, -que ahora tiene forma financiera- ha decidido que ya no le basta con dominar la partida, sino que está rompiendo también el tablero de juego. Son ya millones de trabajadores los que están sometidos a un engranaje feroz. A la reforma laboral, le han seguido la bajada de salarios, la subida del IVA, las tasas educativas, el copago farmacéutico y sanitario, lo que compromete nuestra vida y la de las generaciones futuras. Solo les queda para cerrar ese feroz engranaje, el recorte de las pensiones y degradar más los servicios sociales. En esta situación crítica, no podemos perder de vista que la agudización de la lucha de clases, dispara la lucha de géneros, con una vuelta de tuerca en la doble explotación de las mujeres, precarizando su empleo, bajando más sus salarios y aumentándoles los contratos a tiempo parcial. Todo esto se hace en un contexto de privatización masiva de los servicios públicos para desplazar a las mujeres del ámbito productivo hacia el reproductivo, provocando una distribución cada vez más injusta de los repartos del trabajo y de cuidados. Además, todas estas medidas hunden la capacidad de compra, y con ella la producción -herida de muerte por el bloqueo del crédito-, la recesión se profundiza y disminuyen los ingresos del Estado. Esta situación garantiza la solicitud de nuevos “rescates” -cuyo importe irá integro a pagar los elevadísimos intereses de la deuda- a cambio de nuevos ataques a las clases populares y así sucesivamente, hasta… Y no estoy contando una película de terror, es el futuro que nos espera si la clase obrera no se rebela y los pueblos no se ponen en lucha para impedirlo.
María José y Ángel Luis Jiménez

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