Ya se ha visto que el PP no cree en lo público. Cada
vez lo tengo más claro. No pretende privatizar la sanidad para ahorrar, sino por
ideología. Por eso han puesto en Madrid como Consejero de Sanidad al secretario
de la Fundación ultraliberal de Aznar. Además no entienden la sanidad como un
derecho, sino solo como una posibilidad de negocio. Para ellos, defensores a
ultranza del liberalismo económico, solo la economía privada es generadora de
riqueza. Por supuesto, del concepto de lucro, que resulta más desagradable, ni
hablan. El proyecto de privatización de la gestión de los hospitales y centros
de salud de la Comunidad de Madrid no tiene sentido. Aunque si les sale bien,
seguramente pretenderán extenderlo a otras Comunidades Autónomas. Pero no lo
conseguirán, porque no se han sentado a negociar con los encargados de
ejecutarla, no han sabido explicar su necesidad, ni siquiera su conveniencia o
su coste en calidad y servicio. Estos señores lo quieren imponer a las bravas.
Ya lo estamos viendo en Madrid. Y eso además de no poder ser, es imposible… La
sanidad en este país es intocable. Por eso, el proyecto sanitario del PP
ha incendiado la sanidad madrileña, no con protestas aisladas y
puntuales, sino con una huelga generalizada que lleva tres semanas y que ha
obligado a cancelar consultas y suspender muchas intervenciones quirúrgicas. Los
equipos directivos de más de cien centros de salud han presentado su dimisión, y
han sido respaldados por el Colegio de Médicos. Pero si oímos a los ciudadanos,
a través de las encuestas, es peor todavía. Para ellos hay una línea roja, que
no van a permitir que se traspase: la que delimita a la Sanidad Pública, tal y
como ha venido funcionando hasta ahora. Según las encuestas, dos de cada tres
españoles prefieren dejar quebrar los bancos y cajas, que se hayan hecho
merecedores de ese final, antes que dañar nuestro sistema público actual de
salud. Para los españoles, este constituye un intenso motivo de orgullo
nacional, la autentica joya de nuestra corona institucional. Un 92% de toda la
población española evalúa de forma claramente positiva la preparación y
competencia de los médicos y del personal de enfermería de los centros públicos.
¡Y esto lo dice incluso la mayoría (el 55%) de quienes solo utilizan la sanidad
privada! Ni unos ni otros creen que con una gestión privada vaya a mejorarse el
sistema sanitario, las listas de espera, los medios técnicos, el material, la
atención medica, los tratamientos… El mensaje de los ciudadanos, médicos,
enfermeros o pacientes, parece muy claro: dejen la sanidad pública así, no
experimenten con ella, no la toquen. Porque al precio que sea no los vamos a
dejar… Con la salud no se
juega.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez
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