Los españoles creían que Gobernar era repartir
felicidad, porque el señor Rajoy nos lo había prometido en las pasadas
elecciones generales. “Les daré felicidad a todos los españoles”, dijo. Pero
estábamos equivocados, “gobernar es repartir (a veces) dolor” ha dicho ahora el
ministro de Justicia, Ruiz Gallardón. Sin embargo, no es sólo a veces sino
siempre y con todo tipo de dolores, el dolor de la libertad controlada, el
dolor de la educación regresiva a oscuros tiempos, el dolor de la justicia nunca
alcanzada y disminuida, el dolor de la ruindad de abusar de la salud de la
gente, el dolor causado a personas enfermas dependientes abandonándolas, el
dolor de las ridículas pensiones regateadas e ilegalmente valoradas, el dolor de
la cultura capada, el dolor de lo laboral humillado, el dolor de la angustia, de
la penuria, del temor ante el futuro, el dolor del hambre, de los comedores
sociales, el dolor de los desahucios, el dolor de los ahorros preferentes
estafados, el dolor de la violación continua de la
Constitución, el dolor de la corrupción consentida, el dolor de
saber que nos mienten siempre, el dolor de conseguir que los
despreciemos, el dolor de su falta de escrúpulos, de las coartadas estúpidas, el
dolor de la mano dura, de no consensuar nada, de imponer su autoritarismo, de
que sean tan cobardes y tan injustos. La sociedad española está anegada de
dolor. El dolor se ha convertido en la nueva unidad de medida de España. Y este
dolor como siempre está mal repartido, no es igual para todos. Si gobernar es
repartir dolor, ¿por qué ese dolor siempre recae sobre los menos pudientes?
¿Cuándo lo van a repartir entre los ricos, tocándoles el bolsillo que es donde
más les duele? Estas navidades, el Gobierno no nos va a desear las felicidades
de siempre, sino más dolor. Pero, ¿quién le ha dado bula a estos miserables para
repartir tanto dolor?
Ángel Luis
Jiménez Rodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario