Ángel Ganivet, el
pensador granadino, decía hace más de un siglo que el futuro de España estaba
por escribir y que cada españolito podía escribirlo como le diera la gana. “Ser
español es llevar una carta de identidad con una sola frase: este español está
autorizado a hacer lo que le de la real gana”. Hoy me he acordado de este
intelectual español y de la polémica que tuvo con otro intelectual de su
tiempo, Miguel de Unamuno, ante una situación de desastre como la actual.
Aquella polémica fue en 1898 cuando España perdía su imperio, ahora lo que está
en juego y se puede perder es la España democrática que conocemos y construimos
hace más de treinta años entre todos los españoles.
La polémica se mantuvo en las páginas del periódico “El defensor
de Granada” y la abrió Unamuno con esta reflexión “Duele decirlo, pero hay que
decirlo, porque es verdad: después de cuatro siglos de utopías y aventuras
quijotescas, España se ha desangrado y expira como el bueno de Don Alonso
Quijano… ¡Ahora habrá que comenzar de nuevo y hacer entre todos otra España…!
Lo difícil es saber qué España tendremos que hacer o cuál será el porvenir de
España”. Le contestaba Ganivet, “hay que ponerse una piedra en el sitio donde
está el corazón y hay que arrojar aunque sea a un millón de españoles a los
lobos, si no queremos arrojarnos todos a los puercos”.
Cerraba la polémica Unamuno diciendo “El problema de España es que
ha dejado de soñar y se ha encerrado en la sensatez ramplona… Hemos asesinado a
Don Quijote y nos hemos vendido, no a Sancho Panza -que hubiera sido acaso la
salvación-, sino al “Pancismo” de los mediocres y a la moderación de los
ignorantes. ¡No habrá porvenir para España si antes no acabamos con la
moderación y hacemos la revolución de la verdad…!
Parece que el diálogo
es de lo más actual, pero termino esta reflexión, en víspera de un 1º de Mayo,
con las palabras de otro de los grandes de las letras españolas, Antonio
Machado, en dos versos de su poema “El Dios Ibero de Campos de Castilla”:
“Hombres de España, ni el pasado ha muerto, ni está el mañana -ni ayer-
escrito”. Así que vamos a volver a soñar y a inventarnos y escribir el futuro,
porque somos hombres libres para hacerlo y si queremos, en el uso de nuestra
libertad, hasta podemos recrear y escribir de nuevo el pasado.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez
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