Luis Gómez-Pomar y Gonzalo Ferre,
presidentes de Renfe y Adif respectivamente, comparecieron ayer en el Congreso
de los Diputados para intentar esclarecer las causas por las que un tren Alvia
descarriló el 24 de julio, matando a 79 personas. En solo 16 minutos
despacharon el asunto y, por supuesto, no asumieron responsabilidad alguna.
La enorme lista de preguntas de la
oposición sobre la tragedia ferroviaria de Santiago recibió ayer escuetas
explicaciones de los presidentes de Renfe y Adif en la Comisión de Fomento que
intenta aclarar las causas del accidente. Julio Gómez-Pomar (Renfe) y Gonzalo
Ferre (Adif) despacharon las dudas
expuestas durante varias horas en dos intervenciones que duraron, sumadas, 16
minutos. “Yo no hice ninguna declaración ni en las primeras 24 ni 48 horas del
accidente ni se me ha ocurrido inculpar a nadie. El trazado cumple con toda la
normativa en vigor”, dijo Ferre. Algo parecido argumentó sobre las condiciones
técnicas. “No ha habido ninguna modificación en la política de Adif sobre
seguridad”. Y rechazó así el hecho de que los recortes presupuestarios hayan
podido influir en el siniestro.
Por su parte, el titular de Renfe, Julio
Gómez-Pomar aseguró que su principal preocupación son “las víctimas”. Respecto
a la cascada de preguntas sobre la seguridad que le formularon los grupos quiso
delimitar su propio papel como presidente, “los sistemas de seguridad no los
decide quién tiene la responsabilidad en un momento de liderar la compañía,
sino un equipo de ingenieros y técnicos que se toman muy en serio la seguridad.
Esta es la base sobre la que se debe producir la discusión”. Volviendo sobre su
primera intervención para asegurar que todos los protocolos se siguieron. “He
dicho que es una curva por la que el tren circula a una elevadísima velocidad.
He intentado ser enormemente descriptivo y no valorativo, no nos corresponde
hacer un análisis de las causas solo un retrato de los hechos”. Terminó
diciendo que “toma nota” de las
recomendaciones planteadas.
Estas declaraciones de los responsables de
los servicios ferroviarios de este país, así como las de la ministra de
Fomento, resultan inaceptables e inadmisibles. Espero que en el juicio que se
está gestando aparezcan como imputados los responsables de Renfe, Adif y el
Gobierno, así como todos los que por activa o por pasiva han decidido que
circulen trenes a 200 kilómetros hora sin medidas de seguridad y con la
posibilidad de un despiste, desmayo, desatención, llamada telefónica o lo que
sea del maquinista. Aquí estamos ante una negligencia clara e intolerable de
los verdaderos responsables de seguridad de Renfe. Son ellos los responsables
de lo que ha ocurrido. Y resulta increíble que esto haya sido posible en un
país que se jacta de ser un líder en ferrocarriles. La carga y la
responsabilidad de esta tragedia debe ser asumida por todos los responsables
sin más. Eso espero de la acción de la Justicia. Porque no se puede tolerar que
un despiste de un maquinista por recortes presupuestarios, aunque digan que no,
haya costado la vida a 79 personas y haya causado a otras tantas heridas
físicas y psíquicas para toda la vida.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez
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