El pasado 20 de junio el ministro de Hacienda presentó el
anteproyecto de reforma del Sistema Tributario con el que Mariano Rajoy
pretende recuperar el voto perdido por el partido en las pasadas elecciones
europeas. El PP ha dado por terminado el
periodo legislativo y ha iniciado una
larga campaña electoral para intentar recuperar a sus votantes en las
elecciones autonómicas de Mayo. La medida estrella para ese inicio de campaña
es la rebaja del IRPF, que formará parte del discurso del PP y será su idea más
repetida a partir de ahora. Nos dirán que la bajada del impuesto por abajo será
mayor que la de arriba. Sin embargo, a las rentas más altas se les bajarán
siete puntos, los mismos que se le subieron en 2012. Los cambios fundamentales
en el IRPF serán la reducción de tramos de los siete actuales a cinco, la
reducción de los tipos en todos los escalones de la tarifa, la disminución del
tipo máximo desde el 52% actual hasta el 45% en dos años y
la caída del mínimo del 24% al 19%. Decía Quevedo que “nadie ofrece tanto como
el que no va a cumplir”.
Para no llevarnos después sorpresas hay que conocer bien las
propuestas y ofertas anunciadas por el Gobierno de Rajoy para este último año,
porque es tradicional en su gobierno acabar escondiendo la letra pequeña de sus
reformas, ya sean fiscales o de otro tipo. Ya que solo aparecen días después
cuando el ejecutivo ha acaparado todos los titulares en la prensa. La rebaja de
impuestos anunciada por el Ministro Montoro no es una excepción. Y habrá que
analizar, desmentir y aclarar para general conocimiento, lo que el Ministro no
contó.
No es verdad que los
impuestos bajan para todos, para algunos subirán eliminando deducciones que
-casualmente- son las más progresivas de las muchas que hay. Apenas se tocan
las que favorecen a los más ricos: especialmente la deducción por planes de
pensiones privados -que solo se reduce de 10.000 a 8.000 euros- y las de compra
de vivienda. Se recortaran dos: la de los jóvenes que viven de alquiler y las
de los despedidos. Los primeros solo podrán deducirse de sus impuestos la mitad
de lo que hasta ahora se descontaban, mientras que los segundos tendrán que pagar
impuestos por la indemnización por despido. No es un cambio menor, pues hasta
el viernes 20 de junio, la indemnización por despido no tributaba.
El cambio de tramos
de siete a cinco apenas se notará en los salarios medios. Para muchos
trabajadores españoles la rebaja en el IRPF apenas se notará. Hasta ahora quienes
hoy ganan entre 20.200 y 33.007 euros cotizan a un tramo máximo del 30% en el
IRPF. El año que viene, con los nuevos tramos, será el 31% y en el siguiente al
32%. ¿Significa esto que pagarán más? No exactamente, porque la rebaja en los
tramos más bajos también les beneficia en su tipo efectivo, por lo que en el
cómputo final puede que acaben pagando menos. Sin embargo, la reforma es tan deliberadamente
compleja que resulta difícil asegurar cuál es la verdad, porque es precisamente
en este tramo donde la rebaja fiscal será menos generosa. En
realidad, la reducción de tramos sólo es una excusa para reducir la
progresividad.
No tiene color la diferencia
de porcentaje entre las rentas más bajas y las rentas más altas. Según los
datos publicados hasta ahora, un trabajador con un salario bruto de 15.600
euros, se ahorrará 394 euros en la declaración del IPRF de 2016. Para alguien que gane 90.000 euros,
la rebaja será de 2.446 euros. Y para una nómina de 300.000 euros anuales, el
regalo de Montoro será de 11.649 euros anuales. Las diferencias no pueden estar
más claras, sin embargo dicen que “se le bajan los impuestos a los que menos
tienen y se reduce la factura final a los que menos ganan”. Es más, a su
juicio, se trata de algo”incontestable y que beneficia de manera clara a las
rentas medias y más bajas, dando equilibrio y equidad al sistema”. Que mentira.
Una tomadura de pelo para
los autónomos, aunque sean un granero de votos para Rajoy. Prometiendo
rebajas fiscales, especialmente a los autónomos, Rajoy llegó al poder. Sin
embargo, les subieron la retención del 15% al 21%. Entonces aseguraron que en
realidad solo sería así hasta el 31 de diciembre de 2013, y que para entonces
bajaría al 19%. Fue otra promesa falsa -ya estamos en 2014 y el 21% sigue en
vigor-, pero ahora venden como gran novedad que para enero de 2015, un año más
tarde, la retención será del 19%. Si es verdad, todavía seguirán siendo cuatro
puntos más que cuando Rajoy llegó al gobierno.
De las rentas de
capital ni hablo, pues es más de lo mismo. El Impuesto de Sociedades parece que tiene algunas novedades,
aunque la gran depuración del impuesto
se ha quedado solo en tipos más bajos y en la transmutación de unas deducciones
por otras similares (cambian solo los nombres). El resultado final es una
reducción del impuesto, que celebrarán las empresas. Y la excusa será, probablemente,
la creación de empleo. Pero realmente si la demanda no es suficiente, ninguna empresa
contratará personal. Por ello, y lo más probable, estas rebajas fiscales irán
directamente a los beneficios empresariales y, por extensión, a los bolsillos
de los propietarios de las empresas.
Finalizo afirmando que con la reforma de Rajoy, una vez más,
ganan los de siempre. Y como dice Ignacio Zubiri, Catedrático de Hacienda de la
Universidad del País Vasco y uno de los mayores expertos españoles en
fiscalidad, esta es “una reforma fiscal ineficiente e injusta, que ni mejora la
eficiencia ni la equidad, ni estimula el crecimiento, ni favorece la coerción
del déficit”. Beneficia a las rentas medias altas y altas en detrimento de las
clases medias bajas y bajas, que ahorrarán unos pocos euros pero perdiendo
mucho más con los recortes del Estado del bienestar. Con esta reforma los
recortes en Sanidad, Educación y Ayudas Sociales serán inevitables y las
protestas también. Rajoy se vuelve a equivocar, y podría decir como el
personaje del novelista británico Jonathan Coe, “Si, he aprendido de mis
errores, pero estoy seguro de que podría repetirlos de nuevo perfectamente”.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez
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