miércoles, 7 de marzo de 2012

Los plazos siempre tienen un coste.

El Gobierno de Rajoy está multiplicando por diez los recortes y las medidas de ajuste con respecto al Gobierno anterior. Pero para este viaje no se necesitaban cambios o eran alforjas lo que decía el refrán. No sé por qué este Gobierno continúa sin decir la verdad. En estas circunstancias tan difíciles, demorar la información sobre la negrura de la situación agrava la recesión. Nos hablan y nos repiten la cantinela del déficit, pero retrasan su ajuste. Si conociéramos a qué figuras y partidas de los presupuestos  afectan esos recortes, reduciríamos la incertidumbre. También reduciríamos la irritación que genera su actitud en las instituciones europeas, a las que con una mano se les suplica flexibilidad y con la otra, se les niega los datos del presupuesto. Ya estamos en el mes de marzo y cada día se acortan más los tiempos para presentar los presupuestos y hacer los ajustes. Por lo tanto, el esfuerzo se concentrará en menos tiempo y será más doloroso. El dubitativo de Rajoy con su impronta gallega demora cada día tomar decisiones. Además, lo pone todo tan negro que cuando cunde la desesperanza aparece él en el último momento para suavizar la situación, pues de las malas noticias ya se encargan sus ministros. Malas noticias que se reservan ahora hasta después de las elecciones andaluzas y asturianas. No hay duda que el PP con su actitud está priorizando los intereses de partido y la victoria de su delfín Arenas en Andalucía. No les importa aplazar los intereses generales del país, aunque saben que en economía los plazos siempre tienen un coste.

Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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