martes, 3 de julio de 2012

El conflicto minero.

Hoy fracasaron las negociaciones de la crisis del carbón y el conflicto minero. El ministro de Industria, reunido con los sindicatos UGT y CCOO, ha dicho que no admite cambios en los recortes a las ayudas para el sector previstas en los presupuestos del 2012. Los sindicatos exigen revisar los recortes para evitar que algunas minas cierren ya este año. El ministro dijo que el Gobierno sólo hablaría de las ayudas al sector para el periodo 2013/2018. Los representantes de UGT y CCOO, al final de la reunión, se han preguntado para qué los habían convocado, pues la posición del Gobierno era conocida. Los sindicatos han dejado muy claro que las movilizaciones se mantienen, también los encierros en pozos mineros de Asturias y León y la marcha negra hacia Madrid, donde esperan llegar el 11 de Julio. Este Gobierno intransigente no asume sus compromisos con el sector y, con su actitud, endurecerá el conflicto minero porque no deja salida alguna. No sé si habrá valorado la decisión tomada y sus consecuencias, porque cada semana encontramos hechos que desmienten lo proclamado solemnemente la semana anterior. Me permito aconsejarle a Rajoy que aprenda de la historia del conflicto minero. Le recuerdo -y está escrito en las memorias del teniente general Francisco Franco Salgado- que el 21 de julio de 1962 el dictador Franco le confió a su primo y secretario militar, que si España era admitida en la Comunidad del Acero y el Carbón, precursora de la Unión Europea, las minas españolas de carbón tendrían que sufrir un severo revés. Sin embargo, no fue así, los mineros lograron doblegar a Franco, aunque las represalias fueron muy duras. Lo esperado en una dictadura como aquella, pero ahora estamos en democracia. Esta es la batalla por la supervivencia de un sector del que existen referencias como explotación industrial en Asturias desde 1801. El sector del carbón español se sentía amenazado por una muerte segura, pero todavía contaba con seis años de margen -hasta el 2018-, lo que permitía abrigar futuras esperanzas, aunque fueran prórrogas. Pero el Gobierno del PP y su programa de austeridad para reconducir la desviación del déficit, han recortado las ayudas directas a la explotación en 190 millones de euros. Una súbita disminución del 63% de las subvenciones, sin las que la mayoría de las empresas mineras cerrarán. Los empresarios y trabajadores del sector defienden el sostenimiento de una reserva estratégica de producción nacional como garantía de suministro y como margen de soberanía energética. Reconocen estar subvencionados pero como otros muchos sectores productivos nacionales. “Había fondos para crear empleo, había una planificación ordenada y se la quiere cargar este Gobierno”, dicen. “Estamos obligados a defender nuestro futuro y el de nuestros hijos, aunque la minería del carbón ya no sea rentable, pero eso no justifica destruirla de un día para otro”, afirman. “Somos trabajadores que luchamos contra un abuso, que trata de eliminar nuestra forma de vida, nuestros abuelos lucharon en el 34, nuestros padres en el 62 y ahora, nos toca luchar a nosotros”, proclaman. “Esperamos que la situación cambie, y que haya una propuesta ordenada y coherente, porque si no alguien se puede hacer daño de verdad”, concluyen. Así que, el Gobierno del PP está obligado a reabrir el diálogo y aprender de reconversiones anteriores y, sobre todo, no decir una cosa y practicar la contraria. Cuando llegaron al Gobierno los socialistas en el 82, la minería del carbón daba ocupación a 52.910 trabajadores. Los sucesivos planes de ajuste y reconversión negociados -sin despidos traumáticos, con generosas prejubilaciones y medidas de acompañamiento, y la debida compensación social y territorial- redujeron el empleo en el carbón a los 7.900 obreros de la actualidad. Esa debe ser la hoja de ruta del Gobierno y lo que tiene que hacer Rajoy, si su soberbia se lo permite. Porque durante demasiado tiempo les ha regalado el oído a los mineros y ahora no los quiere ni escuchar. Así que se atengan a las consecuencias de lo que pueda ocurrir.
María José y Ángel Luis Jiménez

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