domingo, 22 de julio de 2012

La guerra Norte Sur.

Ayer, el Gobierno francés pidió ayuda para España a la Unión Europea. Así España podría afrontar esta situación límite, con una prima de riesgo en máximos históricos y una deuda imposible de sostener con costes que superan el 7%. Sólo la intervención del BCE, comprando bonos en el mercado secundario, evitaría el desastre. A la misma hora, el Eurogrupo, reunido y sabiendo de la situación, miraba para otro lado, sobre todo, sus socios del Norte. Ya en la pasada cumbre europea, cuando se habló de cómo construir el futuro europeo, se definieron los contendientes en ese soterrado enfrentamiento entre el Norte y el Sur. Francia se definió por el Sur y por políticas de crecimiento para salir de la crisis, y Alemania se definió por el Norte y por políticas de austeridad. Y es que en Europa más que una crisis estamos viviendo una guerra, incruenta, sin pérdidas humanas, ni destrucción de ciudades, pero guerra al fin y al cabo. Hay países que se ven obligados a cambiar de Gobierno, reformar instituciones y modificar el modelo de sociedad sin que exista consenso entre sus ciudadanos, sus parlamentos y, a veces, ni siquiera, entre sus líderes. Esta es una guerra geoeconómica en la que los países más débiles, los intervenidos, están obligados a entregar su soberanía y cumplir las órdenes de los que  intervienen por la incapacidad y torpeza de sus dirigentes. Tampoco han funcionado las instituciones europeas que mejor simbolizan el proyecto comunitario, La Comisión y el Parlamento. No cuentan en el proyecto de unión fiscal, bancaria y quizás política que se está construyendo. Decide más la Cancillería alemana y el Parlamento alemán que el Consejo de Europa y el Banco Central Europeo. Seguramente porque el peso de la economía alemana significa un tercio de la aportación a las arcas comunitarias. Aunque también, por la calidad de sus instituciones en un abierto y cruel contraste con la chapuza institucional de otros países europeos. Pero Merkel se equivoca al creer que en las guerras geoeconómicas no hay bajas, ni tributos de sangre, porque los hay. Una desafortunada lección aprendida de esta crisis financiera es que la mayoría de los políticos europeos son congénitamente incapaces de tomar decisiones difíciles hasta que los riesgos nos ponen al borde del abismo. Menos mal que hasta ahora hemos tenido suerte y no hemos caído, aunque cuidado que todo puede ocurrir. España está perdiendo esta guerra, pero también Europa. La canciller Merkel se cree la ganadora, pero el conjunto europeo sale muy debilitado y no podrá enfrentarse con otras contiendas a nivel global, también complicadas y difíciles, que se están librando en esta crisis.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

1 comentario:

  1. Buen post. Siempre se trató de eso, Norte y Sur, la eterna lucha que se repite invariablemente, por mucho que reduzcamos el ámbito del conflicto,

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