domingo, 29 de julio de 2012

La nueva derecha española.

Algunos dirigentes del Partido Popular, ya se han quitado las caretas y están mostrando sus verdaderos rostros neoliberales o neoconservadores, ejemplos claros son el ministro Gallardón o  la presidenta Esperanza Aguirre. La pasada semana, la presidenta de la Comunidad de Madrid decía que había que acabar con tanta ayuda, subvenciones y mamandurrias. Esta es una visión individualista y calculadora del ser humano y contraria a la justicia social. Cada día más, a la derecha española se le está pegando las ideas ultras de los americanos republicanos del Tea Party. Esa asimilación se está realizando a través de la FAES del ex presidente Aznar, donde se defiende un Estado mínimo y se considera la redistribución de los recursos y los servicios sociales públicos como ataques a la libertad individual. Dicen que si un ciudadano no puede pagar su sanidad o afrontar la educación de sus hijos, el Estado no tiene porque hacerlo, faltaría más. No les importa si sufre o lo pasa mal. Dónde dejan la caridad  estos buenos cristianos y defensores de los dogmas de la Iglesia. El sentimiento de la compasión, si lo tuvieron alguna vez, ya lo han perdido. Y el respeto a la dignidad de las personas ni está, ni se le espera. Esta nueva visión de lo social de la derecha española ha necesitado de tiempo y dólares, y por supuesto, la influencia de centros de pensamiento, si se les puede llamar así -FAES, Instituto Juan de Mariana y Fundación Everis-, de los que han asimilados los postulados neoliberales y neoconservadores. Estas fundaciones han impregnado de políticas neoliberales -en lo económico- y neoconservadoras -en lo social- los programas o subprogramas del Partido Popular, partido que aglutina a toda la derecha española. Pero, Aznar y sus acólitos de la FAES no han tenido en cuenta que como derecha pueden estar en desacuerdo con las políticas sociales y la justicia social, pero despreciar la caridad puede ser difícilmente comprendido y aceptado por su potencial electorado católico. Me temo que esta jugada de utopía capitalista y conservadora por la que ha apostado la derecha aprovechando la crisis, no tendrá un largo recorrido. Los agentes sociales, los partidos políticos y la ciudadanía se han movilizado para exigirle al Gobierno del Partido Popular que no sea sumiso a las políticas neoliberales que imponen los poderes financieros y que escuchen a los ciudadanos, porque en la calle y masivamente está pidiendo un cambio de rumbo. La ciudadanía pide una rebelión democrática que impida la consolidación de un Gobierno neo-liberal y conservador que sólo trae pobreza y  sufrimiento a la mayoría de la población española.
María José y Ángel Luis Jiménez

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