lunes, 23 de julio de 2012

Se acaba el sistema capitalista.

José Luis Sampedro decía hoy en Valencia, en una nueva presentación de su novela “La sonrisa etrusca”, que “el sistema capitalista se acaba”. Y no tengo la menor duda,  ocurrirá. La crisis pasará, no sé cuándo ni cómo, pero pasará, porque otro mundo nuevo y diferente es posible. Pero, como ocurre en todo parto o nacimiento, hay un periodo de crisis en el que hay dolor y sufrimiento, pero después viene la alegría. Alegría de unos jóvenes “que ya viven otra época”, ajena a la idea de amasar dinero o de consumir sin control, porque ya no hay dinero para consumir masivamente y sin consumo cae el mercado y el sistema. La etapa del dinero, que comenzó en el siglo XV dando lugar a un nuevo poder, pasará gracias, en parte, a las actuales innovaciones tecnológicas y sociales que están produciendo grandes cambios. Los capitalistas no entienden, ni pueden entender estos cambios y sus consecuencias porque su Dios es el dinero y siguen empeñados en ganarlo y nada más. Cada día están más aferrados a sus billetes, a sus bancos y a sus títulos. La prueba de que el “sistema se acaba” está en la indignación y la rebeldía de los jóvenes que arrastran a toda la sociedad. Mientras, los niños van “mucho más allá” porque “ya son de otro mundo”. En la mujer, los jóvenes y un conjunto heterogéneo de personas, que abarcan desde las más radicales posiciones antisistemas hasta las más pacíficamente solidarias contra la injusticia y la pobreza y defensora de los derechos humanos, vive nuestra esperanza. Un mundo racionalmente alcanzable donde puedan participar todos porque es de todos, donde se acabe con la injusticia distributiva, el intercambio descontrolado, la ceguera ecológica y el reduccionismo inhumano, que es lo viejo. Porque lo viejo debe morir para que nazca lo nuevo, aunque sea con dolor y sufrimiento.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario