miércoles, 18 de julio de 2012

Vidas paralelas

Después de dos meses en el Eliseo, el poder parece que no ha cambiado a Françoise Hollande. A Mariano Rajoy, después de seis meses en la Moncloa, le ha cambiado totalmente. Hollande mantiene la misma calma aparente y el mismo discurso de izquierdas con el que ganó las presidenciales francesas. Rajoy traicionó el discurso con el que ganó las elecciones y su comportamiento es el de un gobernante mentiroso y escurridizo que cree que la mayoría absoluta es también absolutoria. El político francés no se deja arrastrar por el manual ultraliberal que dicta Bruselas, sino que se guía por el diálogo social y el sentido común. El político español acepta que el Estado sea gobernado por mandato exterior.  No sólo no cumple con sus compromisos, sino que los recortes han sido primero negados, luego filtrados, posteriormente anunciados oficialmente y, al final, corregidos y multiplicados en sus efectos devastadores.  Dice el presidente francés sobre las cumbres o reuniones a las que asiste que “no hay diferencias entre la política internacional y la nacional: los pilares, dentro y fuera, deben seguir siendo el crecimiento, la justicia y el empleo”. El presidente español, ocho meses después de ser elegido, acude al Congreso diciendo “Les dije que iba a subir el paro. Les dije que todo iba a ir mal. ¿Qué quieren que le haga?”. Como mínimo debería respetar a los que le pusieron donde está. El socialista francés prefiere hablar de “esfuerzo justo”, en vez de austeridad y recortes. El populista español cada vez que habla de austeridad o anuncia una nueva reforma o recorte, nos sitúa en un presente sin futuro. El jefe del Estado francés ha suprimido la subida del IVA que hizo la derecha, porque no quiere quitar 11.000 millones de euros anuales del bolsillo de los ciudadanos franceses. El Gobierno en el Consejo de Ministros del 13 de Julio, aumentó  el IVA en 2, 3 y 13 puntos. Esto supone, en términos absolutos, la mayor subida de impuestos aprobada en la democracia. Unos 10.000 millones anuales que Rajoy les quita a los ciudadanos españoles. Así que, aunque las vidas sean paralelas en el tiempo y la crisis, hay entre ellos dos diferencias importantes. Uno dice que “los franceses quieren las cosas claras y un líder que dirija el Estado sin interferencias”. El otro sabe que la mayoría de españoles piensan que el sufrimiento que se avecina no tiene otro objetivo que la supervivencia del sistema financiero. Pero no le importa. Uno es de izquierda y el otro de derecha.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

1 comentario:

  1. Esta mañana oía en una tertulia de TV (ARV) a alguien que decía mas o menos: "Los estados centralistas han sido un ejemplo de fracaso..... salvo que se llame Francia".
    Tenemos mucho que aprender, mucho por recorrer, muchos calcetines que romper antes de poder andar con sus zapatos.

    Pero cabrearse con sus guiñoles y hacerlo cuestión de estado es como nos distraen mientras.

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