domingo, 6 de febrero de 2011

Andalucía, una fuerza de cohesión para España.

José Mª Aznar, ex presidente del Gobierno, ha vuelto a los escenarios -nunca se fue- reclamando, por tercera vez en un mes, un nuevo modelo de Estado en aras de la competitividad. La primera fue en León, en un acto del PP, donde afirmó que las autonomías eran inviables, política y económicamente. La segunda en la convención del partido en Sevilla donde acusó al Gobierno de llevar el sistema autonómico al borde del precipicio. La tercera -no será la última-, el 31 de enero en Madrid, en la presentación de un estudio sobre la viabilidad del Estado autonómico de la fundación que preside FAES (¿Falange Española? Si no lo es se le parece). Y en la que Aznar defendió la reforma del modelo para resolver los problemas que tienen las comunidades autónomas. Este discurso de Aznar, falaz, estéril y exagerado, no es sino el resultado de la insuficiencia de sus planteamientos, cuando no de la demagogia, porque ni España está “en estado de disolución”, ni estamos “al límite de un Estado constitucionalmente fallido”, como dice. Y mucho menos que es “inviable” o “marginal”. La realidad política e histórica es justamente la contraria. Tras treinta años de democracia el único modelo inviable para nuestro país sería un Estado sin autonomías. En la historia de España, autonomía territorial y democracia son dos caras de la misma moneda, como centralismo y dictadura fueron también las dos caras de la misma moneda, pero eso parece que no les importa a los del PP. Así que no hay, por tanto, ningún motivo real, político o jurídico para replantear el Estado de las autonomías, cuya impronta es irreversible dado su anclaje en la ciudadanía, a no ser que se quiera la demolición pura y dura de nuestro Estado autonómico. Otra cosa es asegurar, en un Estado compuesto y complejo como el nuestro, la máxima funcionalidad en la toma de decisiones durante la crisis actual. Eso se hace fortaleciendo la cooperación institucional y cumpliendo, las autonomías, los deberes de austeridad, reducción del déficit y respeto de las normas. Hoy, las normas existentes son suficientes, pero conviene ampliar, por necesaria, la cooperación entre Gobierno y Autonomías, y así ganar la batalla de la crisis y del futuro. En esta reflexión, no me puedo olvidar de los nacionalistas partidarios de la refundación del modelo autonómico sobre la base de sólo dos autonomías, País Vasco y Cataluña, y, si acaso, de Galicia, porque eso sería como darle la razón a Aznar. Hay que tener muy claro que en España ya no se pueden tomar decisiones que afecten a los fundamentos de la convivencia sin contar con la voluntad de Andalucía y de las demás Comunidades autónomas. Andalucía no es el territorio postrado que fue tiempos atrás. Andalucía ha demostrado vía referéndum su voluntad de autogobierno, permitido por la Constitución. Pero esto ya lo decía Don Niceto Alcalá Zamora, en 1914, en el Ateneo de Sevilla “Andalucía tiene que representar por su tradición, por su deber, por su carácter, una fuerza de cohesión para España”.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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