sábado, 19 de febrero de 2011

Donde da la vuelta el aire.


Nací en el Campo de Gibraltar, donde da la vuelta el aire, y no, como decía Gonzalo Torrente Ballester, en una esquina de Salamanca. El aire forma parte importante de mi vida, hablamos sobre el levante o el “vientosur” como de turismo o de la industria local, hasta enlatamos y vendemos el aire del estrecho. El aire cuando está limpio, no nos hace sufrir o al menos, no padecen nuestros pulmones. Ahora, Ana Botella, concejala del Ayuntamiento de Madrid, equipara el aire con el desempleo, sobre todo, el aire sucio. Eso es una inmoralidad. No respirar bien o no tener futuro, parecen dramas paralelos, pero respirar creo -por lo menos para mí que sobrellevo el asma- es lo primero y principal. Así que, si se habla de aire, pues hablemos de aire y, si se habla del paro, hablemos del paro y de su oscuro futuro. Al final, los dos son problemas políticos, inclusive morales. Porque cuando la atmosfera es irrespirable algunos Ayuntamientos, como el de la concejala Ana Botella, esconden los instrumentos con los que se mide el tamaño del desastre, igual que se buscan falsos culpables al desempleo, cuando fue el neoliberalismo a ultranza el que propició una desregulación permanente que contribuyó al caos primero y a la crisis después, y que ahora no nos deja ni respirar.
María José Jiménez Izquierdo

No hay comentarios:

Publicar un comentario