miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Hay una apuesta por la paz en el País Vasco?

La presentación por la nueva izquierda “aberzale” de la documentación en el Ministerio del Interior para legalizar un partido llamado Sortu, que dicen es heredero de Batasuna, nos exige como demócratas analizar este hecho desde el punto de vista socio-político, porque desde el punto de vista judicial, ya lo harán los jueces. Para analizarlo desde el punto de vista socio-político es importante tener en cuenta las condiciones de esta legalización, porque, primero, no podemos olvidar que hay que liberar de sus miedos e insensibilidad a la sociedad vasca, que ha vivido rehén de ETA. Segundo, hay que impedir que existan los medios que facilitan la llegada de nuevos jóvenes radicales a la militancia terrorista. Tercero, no puede haber impunidad histórica para los asesinatos de ETA, sobre todo, desde la instauración de la democracia en nuestro país hace 30 años, pues el dolor generado ha sido mucho. Y cuarto, las victimas tienen que poder cerrar sus duelos y tragedias con el calor, apoyo y solidaridad de la sociedad e instituciones vascas, una vez finalizada la violencia de ETA.
El comunicado de ETA del 10 de enero, que “proclamaba el alto el fuego permanente, general y verificable”, es posiblemente una avance hacia el fin de la violencia y una vía a la esperanza, pero después de tantos engaños, a la opinión pública, a la sociedad y a los partidos, estamos obligados a ser prudentes, muy prudentes. Sobre todo porque en la página web de Berria, el único periódico hoy en euskera, la mayoría de los comentarios de los internautas son de rechazo al comunicado de ETA y a los estatutos de Sortu, que ahora estudia Interior. Entre los argumentos más empleados están “es un paso atrás”, “con estas concesiones perdemos fuerza en la lucha por la independencia”, “es una humillación”, etc. Y es que uno no se convierte en demócrata de la noche a la mañana, y si lo hace la izquierda “aberzale” ahora es por necesidad y por presión social. Así que, como Sortu no ha cumplido todavía los requisitos para estar en las urnas, si no concurre a las próximas elecciones estaremos ante una buena oportunidad para comprobar lo decidida que es su apuesta por un sistema de convivencia y democracia -sin presiones radicales- en el País Vasco. Ante esta situación, debo terminar esta reflexión con una pregunta que nos hacemos los ciudadanos amantes de la paz: ¿Será el nacimiento de Sortu un punto de no retorno para la violencia en el País Vasco?
Ángel luis Jiménez Rodríguez

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