viernes, 18 de febrero de 2011

Una reflexión necesaria.

La deslegitimación de la clase política es un viejo mensaje fascista. Hoy día es repetido por periodistas deleznables de la derecha española. Pero ni todo es corrupto, ni todo es mangoneo en la política y lo que nos jugamos en realidad, aunque parece no importar, es la credibilidad de nuestra normalidad jurídica y su representación legal, porque ni es tan infinita como parece, ni tan flexible como pudiéramos creer. Por eso, ese tsunami de insultos, grosería y cutrerío de tantos medios de comunicación -para que nombrarlos-, surgidos como setas al calor de la TDT y acogidos alegremente por el PP para hacer burla -con un lenguaje chulesco- de ministras como Bibiana Aido y Leire Pajín, tendrán su coste político. No se puede admitir que Cesar Vidal diga en la Razón: “La vida de esta desdichada mujer de Málaga -como la de tantas- ha sido segada por un delincuente repugnante, pero la culpa de que no haya recibido la protección adecuada recae sobre las Bibianas y las Leires y las demás miembras que difunden una ideología de resultados criminales, esas que creen que se puede reformar a un asesino potencial mediante un curso de igualdad”. Cuando escucho o leo estas cosas, de esos periodistas apocalípticos, me pregunto si el PP se da cuenta del efecto negativo que esa estrategia, jaleando o guardando un marrullero silencio sobre estas barbaridades y otras peores, produce en el conjunto del país. ¿Así se puede asegurar para el futuro el buen funcionamiento de la cosa pública? Creo que no, por eso no podemos permitir, por el bien de todos y de nuestra democracia, y aceptar que se prolongue por más tiempo este estado de cosas en España. ¿Qué hacer? Como mínimo, una reflexión es necesaria.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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