sábado, 10 de septiembre de 2011

Las teorías de la conspiración.

Diez años después de los atentados del 11-S, la vida se ha ido normalizando poco a poco en Nueva York, aunque no para las familias que lo sufrieron. Pero, sobre este hecho, muchos estadounidenses siguen creyendo todavía en las diversas teorías de la conspiración. Igual ocurre en España siete años después de los atentados del 11-M en Madrid. En los medios de comunicación de los dos países se siguen publicando trabajos, reportajes, entrevistas y hasta libros sobre las teorías de la conspiración de estos atentados terroristas. Los expertos dicen que estas teorías se hacen populares después de acontecimientos traumáticos como los ocurridos en Nueva York y Madrid. Y esto sucede porque, como las religiones, son explicaciones del mal y florecen en el periodo posterior a acontecimientos como guerras, crisis, asesinatos y, sobre todo, atentados terroristas que hayan causado muerte y destrucción. Pero para los amantes de las teorías de la conspiración nada está claro y siempre falta ese dato definitivo, llevan su desconfianza a límites absurdos. No creen ninguna versión que no sea la suya, dudan de la versión judicial y no aceptan para nada la versión oficial. Al final llevan tan lejos sus teorías que les conducen a un mundo de fantasía o de engaño que nadie cree. Y medios como El Mundo, la Cope y el diario en línea Libertad Digital incompresiblemente las defienden. ¿Por qué? En la sentencia dictada por el juez Gómez Bermúdez, tras el juicio del 11-M, definía el método utilizado por los defensores de la teoría de la conspiración “Se aísla un dato y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligación de la valoración conjunta de los datos o pruebas que permitan, mediante el razonamiento, llegar a una conclusión según las reglas de la lógica y de la experiencia”. No puede estar más claro, pero surge la pregunta, ¿a quién beneficia mantener esa teoría de la conspiración o de la confusión?

María José Jiménez Izquierdo y Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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