Año nuevo,
vida nueva. Dice este Gobierno que se acabaron los sueños, los grandes proyectos
y las aspiraciones del pasado. Estamos en crisis. No hay dinero y hay que ser
realista. La aspiración de que cada capital de provincia tuviera un servicio de
AVE, un aeropuerto y una universidad, ya no es posible. Y menos la provincia de
Cádiz, que siempre aspiró a tener tres de cada. Una para Cádiz, otra para Jerez
y otra para Algeciras. Ni antes, ni ahora era posible. España es el país de la
Unión Europea que mayor número de capitales de provincia tiene unidas a la
capital del Estado por una línea de alta velocidad. Pero si como dice este
Gobierno el problema de España es la competitividad, entonces las inversiones en
el AVE radial -todos salen y llegan de Madrid- son una aberración económica -su
excesivo coste y el corto número de pasajeros-, y además tienen un diseño
incompatible con el tráfico de mercancías. Pero lo más grave es que las
prioridades habidas en las inversiones del AVE radial han postergando las
inversiones en líneas ferroviarias de mercancías con origen y destino en los
puertos españoles, para conectarlos con los corredores europeos,
como ocurre con el Puerto de Algeciras. Ahora, dicen que el corredor ferroviario
del Mediterráneo, desde Algeciras a Portbou, no estará operativo hasta el 2020.
Sin embargo, hoy (8 de enero) Rajoy inaugurará la nueva línea del AVE de
Barcelona a Gerona. Estas singularidades españolas obedecen esencialmente a
objetivos políticos y administrativos de este y anteriores Gobiernos, y no a
razones económicas o comerciales. Así que, con urgencia necesitamos cambiar
prioridades y esas singularidades políticas de carácter centralista. En estos
momentos, necesitamos dar respuestas a los problemas que realmente nos preocupan
a todos los españoles como crear empleo a través de la eficiencia, la
competitividad y el crecimiento. Por eso, cuando el Gobierno nos anuncia nuevos
recortes públicos, deberíamos pensar en la denominaba “selección de sacrificios”
de la depresión de los años treinta. Porque no es lo mismo, por ejemplo,
aplazar la construcción de una nueva línea de AVE, que dejar sin
formación ni empleo a decenas de miles de jóvenes a los que será casi imposible
recuperar una vez que se sitúen fuera del circuito de integración. Pero, lo que
debe quedar muy claro para cualquier persona sensata es que con o sin
singularidades, hemos vivido fuera de la realidad y a nuestros gobernantes les
ha faltado sentido común, que es el más común de los
sentidos.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez
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