El lunes pasado leí en
este periódico que la Asociación Amigos de la Ciencia y La Tienda Pacopeco
organizan, coincidiendo con las VII Jornadas de Ciencia 2013, un Certamen
Literario sobre ¿qué es para ti la ciencia? Esta Asociación pretende fomentar la
creatividad literaria de los estudiantes y ofrecerles un espacio para que puedan
demostrar cómo ciencias y letras no son mundos separados. Al leer la noticia
estaba recordando que, precisamente el pasado mes de diciembre, se publicó un
video realizado por El País en la feria de Guadalajara (México) con el título,
¿se puede ser culto sin saber de ciencia? Respondía a esta pregunta Jorge
Wagensberg, director científico de la Fundación La Caixa, “es imposible querer
ser culto sin tener nociones de ciencia”. Y explicaba, “cultura es conocimiento
que se transmite por vía no genética, y la ciencia también es cultura porque no
nacemos con conocimientos de matemáticas o física”. Proseguía, “el problema es
que no solamente hay muchas personas que consideran que se puede ser una persona
culta sin saber de ciencia, sino que hay gente que está orgullosa y presume
incluso de no saber ciencia. Una tragedia”.
Este asunto no es nuevo. El científico y novelista Charles
Percy Snow ya planteó el problema de las dos culturas el 7 de mayo de 1959, en
una conferencia que tuvo lugar en el Senate House de Cambridge. Conferencia que
levantó una viva polémica sobre la brecha existente entre el saber humanista y
el científico. Esta conferencia está publicada en español, en Alianza Editorial,
con el título “Las dos culturas y un segundo enfoque”, y es texto de lectura
obligada en la enseñanza secundaria inglesa. C.P. Snow recordaba en la
conferencia que muchos intelectuales sueltan risitas burlonas y compasivas
cuando un científico admite que no ha leído una importante obra literaria. Sin
embargo, estos mismos intelectuales no se sienten avergonzados por no ser
capaces de enunciar el segundo principio de la termodinámica. “Y sin embargo,
les está preguntando más o menos el equivalente científico de ¿ha leído usted
alguna obra de Shakespeare?” Para Snow, muchas de las personas inteligentes de
Occidente tienen el mismo saber científico que el de sus parientes del
neolítico. Así que me parece imprescindible un concurso como este, donde se
ofrezca a los estudiantes un espacio para demostrar que ciencias y letras no son
mundos separados. Y para que, además contribuya a conciliar de forma humilde
algo tan necesario como son las ciencias y las letras, que si fueran juntas,
como dice Snow, resolverían muchos problemas
mundiales.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez
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