Cuentan que cuando José
María Aznar designó a Mariano Rajoy como su sucesor y candidato del PP a la
presidencia del Gobierno, le entrego tres sobres para poder afrontar las
situaciones críticas mientras estuviera gobernando. El primero, lo abrió al
llegar a la Moncloa, decía que había que echarle las culpas de lo malo que
estuviera sucediendo a su antecesor o a la herencia recibida. Lo hizo y
funcionó. Superada esta primera fase, las recomendaciones del primer sobre no
funcionaban para resolver las presiones de la calle y las críticas de prensa y
oposición. Y no tuvo más remedio que abrir el segundo sobre. Éste decía que
había que responsabilizar de los problemas existentes a la mala gestión de los
colaboradores, incluido el tesorero del partido y los ministros que hubieran
demostrado su incompetencia o estuvieran perseguidos por los escándalos. Así
podría ganar tiempo para seguir gobernando, aunque tuviera que denunciarlos
públicamente o ante la Justicia. Pero si no funcionaban las recomendaciones
sobre la culpabilidad de su entorno y continuaban los problemas, ya no tendría
más remedio que abrir el tercer sobre. Rajoy dada la situación crítica por la
que pasaba con el caso Gürtel, Bárcenas, Mato y otros casos de corrupción, se
encontraba tan presionado que abrió el tercer sobre. Y su mensaje era muy claro:
Dimisión y hacer tres sobres…
Ángel Luis Jiménez Rodriguez
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