sábado, 30 de marzo de 2013

¡Malvados!


Estoy alarmado por una noticia aparecida esta Semana de Pasión, la campaña iniciada por las Nuevas Generaciones (NNGG) del PP en Castellón contra el “adoctrinamiento” en las aulas. Según ha explicado el Partido Popular, se ha creado una herramienta de denuncia anónima para que los estudiantes denuncien a los profesores que hagan un uso inadecuado de la libertad de cátedra. Aunque lo que pretenden es confundir a los alumnos llamando adoctrinamiento al pensamiento crítico, la reflexión y el debate. Esta denuncia sería trasladada posteriormente, según informa el presidente provincial de NNGG, Gonzalo Castellón, a los “organismos competentes”. Pero qué locura es esta.
Triste es decirlo, pero esta información me hace pensar que los vicios mentales de la dictadura aún siguen vivos, y esta es una demostración muy clara de ello. Estas cosas solo suceden cuando la peor derecha recupera el poder político -el poder económico nunca lo han perdido- y pone en práctica pensamientos antidemocráticos y viejos vicios que cada día se están haciendo por lo visto más reales y visibles. Y además sin ningún pudor como ocurre con esta llamada herramienta de denuncia anónima, que lo único que pretende es sembrar miedo y crear enfrentamientos entre alumnos y profesores, en una actitud más propia de una dictadura que de una democracia.
Y seguimos sin querer reconocer la mucha herencia recibida no precisamente del socialismo, sino del franquismo, como son el clientelismo en la vida social y laboral; la falta de trasparencia en las instituciones; el desprecio por lo público; la no existencia del concepto de ciudadanía; el menosprecio de la ciencia y la cultura; el desprestigio de la educación; la desigualdad de trato ante la justicia; el temor a la innovación y al cambio; la reverencia al poder y al dinero; y una particular alergia a la participación política.
Estas son las maldades o pensamientos antidemocráticos con los que convivimos todos los días gracias a este Gobierno. Pero parece que no es suficiente y necesitan algo más como la desconfianza más absoluta a todo pensamiento crítico y a las personas que lo ejercen. Para ello emplean la estrategia de acoso y derribo, utilizando descalificaciones, falsedades e insidias contra el prestigio de las personas honestas, buenas y honradas que se les opongan.  Porque saben que si derriban a los honestos, buenos y honrados nos quedamos sin referencias y sin lideres a los que mirar y seguir. ¡Malvados!


Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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