De
nuevo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tiene la oportunidad hoy y
mañana, junto a Italia y Francia, de rechazar de forma clara las políticas
impuestas por Bruselas y Berlín que tanto malestar han generado en la población
española. Está demostrado que la austeridad obligada por la Comisión Europea y
el Banco Central solo asegura tasas de crecimiento negativas y una carga
deuda cada vez mayor. En España, las recetas de la austeridad no solo han recortado
el Estado, sino también nuestra democracia tal y como la veníamos
entendiendo hasta ahora. La austeridad, tanto en España como en Europa, está
provocando un gran sufrimiento social, la pérdida de derechos e incluso el
ascenso de partidos neonazis.
Sin
embargo, resulta sorprendente que la clase dirigente española y europea siga
obsesionada con los déficits y la austeridad, cuando la mayoría de los expertos
europeos incluidos varios premios nobel de economía dicen que esas políticas
son un tremendo error porque lo único que provocan son sufrimientos
innecesarios y además, al final, se estrellaran contra la realidad. El gran
engaño ha sido decir que los déficits provienen de excesos en el sector público
o del bienestar social y que es ahí donde hay que recortar, cuando sabemos que
el déficit es consecuencia de los privilegios inauditos e injustificados de la
banca privada.
Hasta
en Estados Unidos Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, ha hecho esta
semana unas declaraciones sobre la austeridad que deberían tener en cuenta los
dirigentes europeos. Ha dicho que la austeridad en una economía deprimida
podría ser contraproducente, incluso en términos puramente fiscales o del
déficit. “Además de tener efectos adversos para la creación de empleo y las rentas,
una recuperación más lenta conduciría, en la práctica, a una menor reducción
del déficit a corto plazo.” Esto mismo lo vienen diciendo desde el
principio de la crisis dos premios nobel, Stiglitz y Krugman, que han sido
ignorados. No sé si ahora con las declaraciones de Bernanke las elites
políticas, que nos han metido en este atolladero económico, estarán dispuestas
a rectificar como ha hecho el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La rectificación del FMI ha partido de su economista
jefe, Olivier Blanchard, que en el mes de enero emitió un informe en el que
admitía que su institución había infravalorado las repercusiones negativas de
la austeridad. Este informe fue refutado por la Comisión europea, pero con unos
argumentos que según los expertos avergonzaría a un estudiante de primer año de
posgrado. No es que el informe de Blanchard demuestre que la Comisión está
equivocada, es que ya se ha hecho evidente tanto en la teoría como en la
práctica.
Así que los ciudadanos europeos, cabreados e
indignados, esperamos de la cumbre europea de esta semana un rechazo claro de
los dirigentes de los países del Sur a las políticas impuestas por los países
del Norte. Países que no están sufriendo la crisis, ni son conscientes de que
con sus políticas de austeridad nos están ahogando. Porque la solución está en
impulsar políticas más sensatas en Europa. Pero todo eso dependerá de que el
miedo cambie de bando y los poderosos descubran que también tienen que atender
el poder de los que no tienen poder. Esperemos por el bien de todos que sea
así.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario