Ya han pasado dos años desde las elecciones generales de
noviembre del 2011, la victoria electoral del PP, el inicio del incumplimiento
de su programa electoral y las promesas vacías de Rajoy.
El próximo miércoles se cumplen dos años de la vitoria
electoral del Partido Popular. Victoria otorgada por la mayoría de los
españoles en la confianza de su capacidad para mejorar las cosas, que empezaban
a ir bastante mal en el país. Los ciudadanos les dieron su voto sin necesidad
de creerlos, sin ponderar las cosas que decían que iban a hacer. Eso indica que
la derecha política tuvo una credibilidad mayor que la izquierda a la hora de
convencer a los votantes de que ellos podrían atender a los asuntos
relacionados con la crisis económica mucho mejor que los socialistas.
Sin embargo, en este tiempo han perdido esa credibilidad porque
incumplieron el programa electoral con el que consiguieron su triunfo. Son
incontables, y sufridos por todos, sus recortes en sanidad, educación y
servicios sociales. Los enfermos “copagan” (es decir, pagan dos veces) sus
medicamentos, los “dependientes” se han quedado sin asistencia, se jubila por
la fuerza a médicos y profesores cuyas plazas no se cubren, la electricidad ha
subido varias veces, mientras los sueldos bajan o permanecen congelados y los
pensionistas han visto mermado su escaso poder adquisitivo (un aumento del
0,25% anual es una merma salvaje). Y todos los impuestos nos han sido elevados,
en contra de lo prometido en campaña por el candidato Rajoy.
Ahora dos años después de las elecciones, solo dos años, nos
parece que Rajoy, Montoro, Mato, Wert y demás “compis” de ministerios llevan
toda la vida burlándose de nosotros. Percibimos su incompetencia, su falta de
criterio y sus mentiras y engaños, su incapacidad para mejorar la situación y,
sobre todo, el desempleo, el más poderoso indicador de que todo va mal. La
única solución a la crisis es crear empleo. No hay otra. Todo lo demás son
paños calientes. Es decir, que queda mucho trabajo por hacer. Todo esto indica
que al PP le va a costar mantenerse en el poder, ya que ha perdido mucha de esa
credibilidad que le dio la victoria electoral, sin embargo, y de momento, el
PSOE no ha mejorado la suya.
Así que el PSOE para recuperar la credibilidad perdida
necesita un discurso político honesto, concentrado y vigoroso, en el que se
admita la responsabilidad de lo ocurrido como se ha hecho en la Conferencia Política.
Pero que también muestre que se siente liberado de ese pasado y comprometido a
una lucha, permanente y decidida, para alterar las condiciones que permitieron la
situación actual. También necesita un portavoz legitimado, que ofrezca liderazgo, no un apaño orgánico, y transmita a
los ciudadanos la seguridad de que es capaz de cumplir lo que dice. Un discurso
que tenga en cuenta que, como decía el poeta Jorge Guillén, la injusticia se
traga o no se traga. Y que ellos no la tragan.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez
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