Hay
cosas que no tienen discusión para mi, por ejemplo que en estos momentos
Rubalcaba es una de las mejores cabezas políticas del país, aunque sufra una
crisis clara de liderazgo confirmada por todas las encuestas.
Este
fin de semana en la clausura de la Conferencia Política del PSOE, el discurso
de Alfredo Pérez Rubalcaba fue un perfecto resumen de la conferencia, lo que ha
dado lugar a muchos titulares y espero que a mejores resultados. Sus palabras y
su compromiso se sintetizan en esta frase “El PSOE ha vuelto”. Es decir,
durante un tiempo se marchó, no estaba, había perdido la conexión con la
sociedad. Pero ha regresado acercándose a las clases más desfavorecidas, que
siempre han sido el sector base de su electorado, reconociendo que se
equivocaron y prometiendo que no volverá a ocurrir.
Rubalcaba
afirmó que “en estos momentos nos estamos jugando el rostro que queremos que
tenga nuestra sociedad”, porque el Gobierno del PP está desmontando todo lo que
los socialistas crearon, impulsaron y promovieron durante sus años en el poder
para que la sociedad fuera más justa y equilibrada. Por eso entendía que era
muy importante poner cuanto antes al partido otra vez en forma y en disposición
de gobernar para asegurar y recuperar las líneas maestras del Estado del
Bienestar perdido.
Aludió
a algo que tienen muy claro la mayoría de los españoles, que “hay que echar al
Gobierno del PP por su compulsiva adicción a la mentira”. Rubalcaba sostiene que
en las elecciones de 2004, Mariano Rajoy perdió por culpa de las mentiras del
Ejecutivo presidido por José María Aznar. Y aventura que ahora podría pasar lo
mismo por los incumplimientos del
programa electoral del PP y por sus continuas mentiras y engaños a la
sociedad española.
Mantuvo
en su discurso que aún existen ideologías y que la diferencia ideológica entre
la izquierda y la derecha está en la igualdad y solidaridad con los más débiles
y necesitados. Lo que podría reescribirse con la frase “No somos iguales”.
Porque cuando gobierna el PP genera diferencias y desigualdades, y además ni
les importa, ni las esconden, como está ocurriendo con sus políticas de
ajustes, recortes y austeridad que aplica sin piedad.
El
secretario general del PSOE también entendía que se habían roto muchos puentes
en muchos aspectos, pero sobre todo en el modelo autonómico y en el clima de
convivencia del país. Por eso afirmó que era necesario construir y reconstruir
nuestro sistema de vida común con todos y, por supuesto, con Cataluña.
Rubalcaba dijo que la dirección actual del PSOE, la mayoría de los barones
regionales consultados y el plenario completo de la Conferencia no estaban de acuerdo con una marca propia en Cataluña ajena al PSC. Es
más, Pere Navarro, el líder del PSC, vivió en el pleno momentos de gran emoción
ante la aclamación que cosechó cuando Rubalcaba dejó grabado a fuego en el
auditorio que no se imagina una España sin Cataluña ni un PSOE sin el PSC.
El
plenario ovacionó en pie a Rubalcaba cuando dijo “hay que estar en las
protestas porque no somos iguales que la derecha”. El PSOE debe conectar con la
calle, con las mareas, con las protestas de los que sufren los recortes en
Sanidad, Educación y Servicios Sociales del Gobierno del PP. El PSOE debe ser
valiente y denunciar las injusticias. Y debe hacer la reforma fiscal para que
paguen más los que más tienen y no paguen nada los desfavorecidos.
El PSOE,
dijo Rubalcaba, “menciona 204 veces la palabra federal en sus estatutos” y ha
propuesto una alternativa al silencio emanado de La Moncloa al problema de
Cataluña. No quiere quedarse parado
hasta que estalle el conflicto catalán. Y la posible solución esbozada pasa por
revisar la Constitución para fomentar un Estado federal que en vez de dar las
mismas competencias para todas las autonomías permita alguna singularidad
especial para algunas. El encaje estaría aún por cuadrar, porque han tenido que
pasar 30 años para que el PSOE haya podido pronunciar la palabra federal, aunque
resulte estar 204 veces en sus estatutos.
Rubalcaba
finalizó su discurso diciendo que el PSOE se considera el partido de las
mujeres. Bajo ese lema desarrolló la idea de que las mujeres han avanzado en
sus derechos durante esta democracia, sobre todo en los mandatos del PSOE, y
especialmente en los de Zapatero, y que ahora cuando el proyecto de reforma de la
ley del aborto de Alberto Ruiz-Gallardón parece querer poner en cuestión alguno
de esos logros, es más necesario que nunca un partido que haga bandera de esos
derechos. Metió también en ese paquete el riesgo ante el cambio climático y la
necesidad de denunciar y acabar con los privilegios de la Iglesia católica.
Solo me
queda decir que el PSOE después de esta conferencia parece haber salido de su
melancolía y ha vuelto a creer en sí mismo, aunque los socialistas sigan
despertando la desconfianza de la ciudadanía como confirman las encuestas. Así
que si quieren ser alternativa de gobierno tienen que educar de nuevo con el
ejemplo, contactar con la gente y volver a sus orígenes socialistas, porque de
ahí les vendrán los votos y su fuerza política. Y, por supuesto, liderar
cambios constitucionales profundos como los que exige la ciudadanía, desde una
ley electoral más justa que no prime el bipartidismo o el nacionalismo
periférico hasta la reconquista y consagración de avances sociales que no sean arrollados
a las primeras de cambio por otra crisis económica.
Porque
los votantes perdidos del socialismo saben perfectamente lo que no quieren. Sin
embargo, no tienen demasiado claro que es lo que quieren. Aunque creo como mi
amigo Téllez, que al PSOE de los últimos tres años no. En cualquier caso, a
favor de los socialistas juega aquella vieja letra del maestro Serrat
“Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, porque de ahí en adelante
sólo cabe ir mejorando”.
Ángel Luis Jiménez Rodríguez
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