martes, 23 de noviembre de 2010

Si el euro cae, Europa cae.

En la Unión Europea (UE), en estos momentos de emergencia económica, se está librando una batalla entre dinero y soberanía,  europeístas y escépticos sobre cómo enfrentarse a la crisis de la eurozona, e incluso se cuestiona si debe resolverse desde dentro o fuera de la Unión. Todo  esto está afectando a la moneda única y a los cimientos de la UE, pero nadie se atreve a explicitar estos enfrentamientos, aunque ya están casi sobre la mesa y cobran un perfil cada vez más definido, como es el pulso que mantienen Trichet del Banco Central Europeo y los líderes políticos de Alemania y Francia, la canciller Merkel y el presidente Sarkozy.
No se puede admitir y menos confiar en que asegurando las fuerzas del mercado tengamos el mecanismo más adecuado para salir de la crisis y afrontar la estabilidad financiera, cuando la conducta observada por los mercados financieros es difícil de reconciliar con la hipótesis de eficiencia. Así que, en este incierto clima del sector financiero es esencial preservar y reforzar el poder de las autoridades públicas. Y también es esencial poner en marcha las medidas para crear una auténtica gobernanza económica europea en la que el euro sea el símbolo más visible y palpable del proceso de la unión europea. Además, la creencia de algunos países de que se podría atajar mejor la crisis desde fuera que desde dentro de la Unión Europea y el euro es errónea y, sobre todo, un engaño que está extendiéndose por toda Europa y abriendo agujeros en la confianza de los ciudadanos.
El presidente de la Unión Europea, Van Rompuy, lo ha dicho muy claro el pasado 9 de noviembre en el aniversario de la caída del Muro: “Si el euro cae,  Europa cae”. Y con él los “valores europeos” o las “virtudes cívicas europeas” que son la auténtica raíz de una convivencia pacífica y democrática: el imperio de la ley, el bien común y el respeto a los derechos individuales. Estos son los valores sobre los que se ha creado la Unión Europea, su tarjeta de visita en el escenario internacional, y la herramienta más poderosa de la que dispone Europa para hacerse oír y respetar. Así que el Consejo de Europa se la juega en su próxima reunión de Diciembre.
Que mejor final para esta reflexión, que las palabras de la periodista Soledad Gallego-Díaz, el domingo, en su artículo de opinión de El País: “Si la UE terminara cayendo, si Europa cae, es un decir, habrá que salir a buscarla. Y será un proceso muy triste, doloroso y costoso”.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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