sábado, 22 de enero de 2011

Nuevo discurso para la izquierda.

Estos tiempos son de transición. La era contemporánea, que arrancó con la Revolución Francesa, se acaba sin vislumbrarse por ahora como va a discurrir esta nueva etapa, ni tener certeza de lo que nos deparara el futuro. La gente de izquierda debe lograr un nuevo discurso que nos ayude a enfrentarnos a los problemas de nuestro tiempo, porque cuando la realidad cambia, la izquierda también debe cambiar, sin renunciar a su ética, valores y principios. Un nuevo discurso de la izquierda es el de Stéphane Hessel, resistente francés con el general De Gaulle, nombrado embajador de Francia en China al final de la guerra y, poco después,  secretario de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas cuando la elaboración de su Declaración Universal, en la que participó. A sus 93 años ha escrito un panfleto político de 32 páginas, titulado: ¡Indígnese!, en el que llama a las nuevas generaciones a una insurrección cívica y a romper con la apatía que las lleva a aceptar lo que hay sin más. No convoca a las barricadas, ni a destrozar el mobiliario urbano, ni a insultar, sino a que una generación culta y bien formada se desprenda del corsé de la pasividad y tome cartas en la gestión de un futuro que pinta mal. Este veterano de la resistencia gala recuerda que el argumento que movilizó a los jóvenes franceses para luchar contra el fascismo fue la indignación, y ahora, de nuevo, hay mucha indignación. Hessel llama a una “verdadera insurrección pacífica” contra aquellos medios de comunicación “que únicamente proponen como horizonte de la juventud el consumo, la humillación de los débiles, el desprecio por la cultura, la amnesia generalizada y la competencia feroz de todos contra todos”. Otro anciano sabio, Edgar Morín, también resistente ha dicho sobre Hessel: el éxito de su librito -número uno en Francia, con más de un millón de ejemplares vendidos- es la prueba de que la juventud no está dispuesta a ser arrollada por la estrategia del miedo que hacen prevalecer los intereses especulativos, ni tampoco con las agresiones salvajes de los mercados sobre el interés general y la soberanía de los países. “Crear es resistir. Resistir es crear”, así termina Hessel su ensayo sobre la indignación, en una alerta afectuosas  a “aquellos y aquellas que construirán el siglo XXI”.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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