domingo, 14 de agosto de 2011

El mantra de la austeridad.

La tensión en los mercados financieros, que de nuevo padecemos, no sólo ha sido causada por los especuladores, sino también por esa obsesión con la austeridad que ha liderado en Europa, Ángela Merkel, y en España, Mariano Rajoy, “el hombre que no tiene nada que decir”, según lo presentaba esta semana The Economic. Ahora, creo que lo conveniente en economía es pecar más por exceso que por defecto. Por eso, el BCE debe continuar comprando deuda soberana de Italia y España, y al mismo tiempo comprar deuda pública hasta conseguir estabilizar el mercado. España debe atacar el déficit estructural que se concentra ahora en las Comunidades Autónomas, pero sin tomar medidas adicionales, y sobre todo sin obsesionarse con la desconfianza que pueda provocar en los mercados. El discurso del Gobierno y de su candidato Rubalcaba debe ser sobre el empleo y no sobre el déficit, porque sin empleo estamos abocados a la recesión y al déficit. Y eso es peor. Las políticas de austeridad, que predica la derecha, debilitarían más la economía y nos conducirían irremediablemente a la recesión económica, que como siempre afectará gravemente a los que menos tienen. Y es que insistir en el déficit y predicar la austeridad, recortar las políticas sociales y privatizar servicios como los de sanidad y educación son la forma más útil que ha encontrando el Partido Popular para atacar al Gobierno. Paul Krugman dice, este domingo en su artículo de El País, “que cuando uno sangra profusamente por una herida, quiere un médico que le vende esa herida, no un doctor que le dé lecciones sobre la importancia de mantener un estilo de vida saludable a medida que uno se hace mayor… uno quiere políticos que busquen una recuperación rápida -ante tanto paro-, en vez de gente que le sermonee sobre la sostenibilidad fiscal a largo plazo o sobre la austeridad”. Ante este planteamiento de Krugman, ¿cuál debe ser la respuesta real de los Gobiernos ante los graves problemas de esta crisis? Está claro. Más gasto gubernamental y no menos; medidas agresivas para reducir la deuda familiar mediante la condonación y la refinanciación de las hipotecas; y nuevos planes de obras públicas para aliviar el paro masivo que tenemos. Lógicamente las derechas y sus especialistas económicos, como Cristóbal Montoro, tacharán estas ideas -del nobel Krugman- de irresponsables. Pero, lo que de verdad es una irresponsabilidad es dejar que la economía siga desangrándose y que el paro continúe descontrolado.  Mientras tanto Rajoy sigue en silencio y sin nada que decir. ¡Madre mía, con lo que está cayendo!
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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