viernes, 5 de agosto de 2011

La visita del Papa.

Me embarga una grave duda, no sé si la visita del Papa en el mes de Agosto es una visita pastoral y privada o una visita del jefe del Estado Vaticano. Parece ser una visita de Estado por las medidas de seguridad planteadas y las precauciones tomadas para sacar de las plazas públicas a los airados, indignados, cabreados y todo colectivo que termine en “ado”. Pero, por la entrega a los asistentes de la mochila del peregrino con el libro para las ceremonias religiosas, el gorro y la camiseta con el lema de la visita papal a 210 euros por cabeza, incluido desplazamiento, comida y alojamiento, ya me parece más cosa de la Iglesia o del Corte Ingles (patrocinador del evento) que vende colonias (20€), sillas (25€), monedas (10€)… con el merchandising católico. Tampoco tengo muy claro por qué el poder civil de un Estado aconfesional o laico se tiene que someter al eclesiástico por esta visita que paralizará el centro de la capital española. Y por qué ocupan organismos e instituciones oficiales de la capital, establecen descuentos especiales en los transportes públicos para los asistentes y facilitan deducciones en los impuestos a los patrocinadores que pueden llegar hasta el 90% de las aportaciones realizadas. Las cantidades reconocidas por la Iglesia en aportaciones alcanzan los 100 millones de euros, sin contar las ayudas del Estado, Comunidad Autónoma y Ayuntamiento. Gasto que se irá tal y como vino. Sólo el Ayuntamiento movilizará a 12.000 trabajadores -4.000 de ellos agentes de la policía municipal- en un operativo que tendrá hasta un tercio de sus funcionarios trabajando del 16 al 21 de Agosto en las Jornadas de la visita del Papa. Para colmo, y lo más sorprendente, serán las consignas y mensajes anticonstitucionales que tendremos que soportar y aguantar las críticas a nuestro país por las leyes progresistas que nos hemos dado legalmente los españoles. Sin mencionar la pleitesía y dedicación de los medios de comunicación a la visita del Papa o la cobertura de las televisiones oficiales que nos lo van a servir hasta en la sopa. ¡Que dios nos coja preparados! O como decía mi padre ante situaciones límites: “Paciencia y barajá”.   
Ángel Luis Jiménez Rodriguez y María José Jiménez Izquierdo

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