lunes, 9 de enero de 2012

La recesión avanza por Europa.

Terminó el mes de diciembre de 2011 con una nueva cumbre “histórica” -¿una más?- para resolver los graves problemas de la eurozona y del futuro de la Unión Europea. Posteriormente a esa cumbre, pudimos  comprobar que los políticos europeos y sus asesores siguen sin comprender cómo funcionan los especuladores y el mercado financiero. De hecho, las bolsas se desplomaron y el acoso a la deuda no se frenó, pese al pacto de austeridad fiscal impuesto por Ángela Merkel en dicha cumbre del Consejo de Europa. Además, acabadas las vacaciones navideñas, y con ella la tregua de los mercados a las economías europeas, se volvió a romper la confianza. Esta semana las bolsas se hundieron de nuevo y las primas de riesgo volvieron a subir por miedo a la situación de España e Italia y a un posible impago de Hungría. El esfuerzo del BCE, inundando de liquidez el mercado con medio billón de euros para que los bancos compraran la deuda y destensaran las primas de riesgo, no está sirviendo para nada. Este pésimo panorama también está afectando a la cotización del euro. La moneda única se depreció el viernes hasta 1,27 dólares, su nivel más bajo desde noviembre de 2008. Una vez más, la ley de los mercados funcionó, se compró con el rumor y se vendió con la noticia. Y es que si los inversores y especuladores ven un resquicio para sacar beneficio, una debilidad en la Unión Europea, no se paran a analizar si a medio o largo plazo ésta será más fuerte debido a los pactos o acuerdos alcanzados en la cumbre del Consejo europeo. A los especuladores les interesa el ahora y no el después. Los tiempos entre los intereses públicos y los privados no coinciden. Tampoco coinciden las soluciones del pacto, que son a largo plazo, con los problemas que tenemos a corto como las primas de riesgo y la deuda soberana. Estos problemas no se resolverán sin la intervención del Banco Central Europeo (BCE) como cortafuego del mercado primario de deuda, aunque Alemania siga negándose a las compras y al eurobono, por ahora. A corto plazo la cumbre europea debía haberse centrado en cómo esquivar la recesión del 2012, que ya ha llegado. A medio plazo, en debatir cómo y de dónde vendrá el crecimiento y la recuperación de la productividad, sobre todo de los países periféricos. Los intelectuales y analistas económicos reconocen que sólo con la disciplina fiscal no habrá crecimiento económico y mucho menos solidaridad entre los países europeos. En las fiestas, el filosofo de cabecera de los alemanes, Jürgen Habermas, lo ha reconocido “Alemania se ha convertido en el acelerador de la regresión de la solidaridad que está afectando a toda Europa”. Están obsesionados con la austeridad y no es la prioridad si queremos salir de la crisis. La austeridad es la vía equivocada porque hace crecer las desigualdades en Europa, e incluso en Alemania, con recortes y ajustes. Estamos ante una segunda revolución conservadora o neoliberal. Las socialdemocracias europeas se están suicidando con la aceptación de ese ideario que puede acabar con el Estado del bienestar. No pueden seguir así, ha llegado la hora de cambiar. Lo mismo les ocurrirá a los tecnócratas de Italia y Grecia o al nuevo Gobierno de España. Creen que con recortes y ajustes, o congelando el salario mínimo, van a ser bien recibidos por los mercados, pero no será así porque siguen existiendo dudas sobre el déficit y la banca. Y lo más importante, la solución a esta crisis global debe llegar desde un ámbito europeo, donde el BCE juegue el papel que le corresponde y Alemania arrime el hombro, pues parece que no se da cuenta de lo que está en juego. Habría que recordarles que con estas políticas económicas represivas y recesivas tanto España como Alemania pueden llegar al crecimiento cero y a la recesión en este año. Ya lo ha anunciado nuestro ministro de Economía Luis de Guindos para el primer trimestre. Habrá que recordarle a Rajoy que España se recuperará y crecerá si avanza hacia la integración económica y monetaria con Europa. Porque la solución a nuestro gran problema, los cinco millones de parados, no está en su agenda o programa oculto, cuyas medidas definitivas no llegaran hasta finales de marzo después de las elecciones andaluzas, sino básicamente en las decisiones políticas que se acuerden en la nueva Europa. Para ello, Europa necesita ser un poco más alemana, pero Alemania seguro que también necesita ser un poco más europea. Eso si no queremos caer en la recesión.
Ángel Luis Jiménez Rodriguez

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