martes, 17 de enero de 2012

La religiosidad en España.

En las últimas décadas, España ha vivido un proceso de secularización sin precedentes reflejado en el descenso de las celebraciones de los sacramentos más populares de la Iglesia católica como son los bautizos, bodas y comuniones. En 2009 cerca de la mitad de quienes fueron padres rechazaron el clásico bautismo. Las comuniones también han caído en las últimas décadas, según datos de la Conferencia Episcopal sólo el 59% de los niños de diez años han hecho la comunión. El número de matrimonios católicos ha sido superados por las uniones civiles por primera vez en la historia de España, hito histórico en 2009 al ser 94.993 los matrimonios civiles frente a los 80.174 matrimonios católicos según el Instituto Nacional de Estadística, y eso sin incluir las parejas de hecho declaradas o no. Según la última encuesta sobre religiosidad del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el bautizo es “un deber religioso” para el 41% de los españoles, el 38% lo entiende sólo como “una costumbre”, el 12% lo vive como “un acto social” y para el 8% no tiene sentido. Lo más curioso de la encuesta es que el 15% de los españoles estarían dispuestos a “sacrificar todo, incluso su propia vida” por sus creencias religiosas y, sin embargo, son más los que darían su vida por la defensa de la democracia, el 18%. Esto no extraña tanto, si tal y como refleja la encuesta, sólo el 27% de los españoles se declaran “católicos practicantes”. A pesar de esta cifra de católicos, la progresiva secularización y la aconfesionalidad del estado recogida en nuestro texto constitucional, la Iglesia sigue dictando la ética y la moral de este país e inclusive hasta la sexualidad según la carta semanal del obispo de Córdoba.  Un disparate.

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