domingo, 26 de febrero de 2012

¿Ciudadanos o españoles?

La Unión Europea cada vez aprieta más a Rajoy. Cuando vuelve de Bruselas viene con la libreta llena de deberes por hacer. Deberes que comunicará a los españoles -a Rajoy no le gusta dar explicaciones y menos a las cámaras- a través de su derechísima mano, Sáenz de Santamaría, y de su leal guardia pretoriana elegida personalmente. En especial, los ministros de Economía, Luis de Guindos, y de Hacienda, Cristóbal Montoro. Este es un Gobierno sin discrepancias ni fisuras. Un Gobierno de fieles para tiempos difíciles, que tendrá que formalizar el “pacto fiscal” impuesto por Alemania en la cumbre europea del 1 y 2 de marzo. Eso significa más reformas, recortes y ajuste. El PP decía que España con Zapatero estaba virtualmente intervenida y que desde Europa le imponían todo. Ahora, Rajoy va a Europa a reivindicar un poquito de libertad para cambiar objetivos que antes se fijaban voluntariamente. Pero algo me llama poderosamente la atención de este Gobierno, mientras Zapatero hablaba habitualmente de ciudadanos, Rajoy siempre dice españoles. Pudiera parecer una cosa banal, pero tiene su importancia. Si recordamos el discurso de investidura de Rajoy como presidente del Gobierno, constantemente se dirigía a su auditorio diciéndoles españoles. Además, lo repite de forma natural. El pasado domingo, en su intervención final del 17º Congreso del PP, cuando fue reelegido como presidente, dijo “Si queremos que España crezca y cree empleo, hay que hacer esto que hemos hecho. Así lo creo, así lo siento y así se lo digo a todos los españoles”. Rajoy nunca dice ciudadanos. La condición de ciudadano es la afirmación de la persona como sujeto político, actor del estado democrático. La condición de español, más allá de sus efectos legales, es algo fundamentalmente subjetivo y abstracto. Nadie puede ser obligado a sentirse español. Creo que hay una gran y significativa regresión entre ser ciudadano y ser español, sino pensad en el trato que se les ha dado a los estudiantes en Valencia.  Con esta regresión pierde la sociedad, la cohesión y la democracia.   
Ángel Luis Jiménez Rodriguez    

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